La volatilidad cambiaria que ha registrado el país durante las últimas semanas sumado a las perspectivas de menor crecimiento y la incertidumbre política por el plebiscito y las reformas que está impulsando el gobierno hizo cambiar la tendencia que desde principios de año estaban mostrando los indicadores de riesgo país de Chile.
Cuando asumió el gobierno de Gabriel Boric, el riesgo país de Chile reflejado en los Credit Default Swap de Chile (CDS), se situó en 80,3 puntos, mientras que el Embi, indicador de riesgo país elaborado por JP Morgan, se ubicó en 190 puntos, incluso en los primeros meses de gobierno siguió descendiendo hasta tocar un mínimo de 145 puntos a principios de abril. Hoy ambos están lejos de esos niveles, incluso el Embi, al 18 de julio, llegó a 207 puntos volviendo a niveles pre cambio de mando. Y en lo que va de julio, el promedio es precisamente 200 puntos. Este nivel en términos mensuales no se veía desde junio de 2020 cuando estuvo en 209.
Para el caso de los CDS, el quiebre de tendencia se comenzó a notar a mediados de junio cuando superó la barrera de los 100 puntos. Luego continúo esa trayectoria hasta alcanzar niveles de 130 puntos. El 23 de julio cerró en 135,6 y lo que va de julio registran un promedio de 128 puntos. Este es su mayor registro desde febrero de 2016.
¿Qué explica esta alza?
Los expertos entregan varios argumentos que explican este cambio de tendencia. Entre ellas está la incertidumbre política, la desaceleración de la economía y la volatilidad cambiaria que ha estado presente en Chile.
Sergio Lehmann, economista jefe de Bci sostiene que el alza en el riesgo país “reconoce una economía que hacia los próximos años crecerá menos de lo que se preveía, producto de una inversión debilitada. Detrás de ello se advierten los impactos de la incertidumbre política y una institucionalidad que ha perdido fortaleza”.
Asimismo, añade que “se ven mayores presiones del lado del gasto público, principalmente por la propuesta constitucional, la cual compromete mayores recursos, los que dominarían sobre el artículo que apunta a sostener la responsabilidad fiscal”. En este punto, Lehmann destaca “particularmente la autonomía que en esa materia se daría a las regiones, sin un suficiente control. En lo último, además, se reconoce un gobierno entregando ayudas para enfrentar la mayor inflación, pero sin una focalización adecuada”.
Felipe Alarcón, economista de Euroamerica, argumenta que “hay un componente internacional en esa tendencia, varios países de la región elevan sus CDS durante julio, aunque muchos de ellos los reducen de manera posterior. Chile y Perú en menor medida, hemos tendido a quedar un poco más arriba comparando con el inicio de ese mes”. Alarcón explica que “la diferencia respecto de los otros países puede haber estado en la alta volatilidad cambiaria local, lo que finalmente gatilló la intervención del Banco Central y lo que a ojos de inversionistas puede ser un factor diferenciador respecto del resto de Latinoamérica”.
El investigador de LyD, Tomás Flores, acota que “existe un efecto contagio de un vecindario en donde las políticas económicas se están deteriorando sustancialmente, debiéndose, por cierto, reducir la incertidumbre sobre diferentes reformas que el gobierno desea implementar y que tendrán impacto sobre nuestro crecimiento potencial”.
Riesgo global
En la región, pese a esta alza, Chile se mantiene como el país con el menor riesgo. Su más cercano seguidor es Perú que en julio lleva un promedio de 237 puntos, luego le sigue Brasil con 358; Colombia con 447 puntos, México con 473. Muy por sobre el resto de la región se encuentra Argentina, que en lo que va de julio, tiene un índice Embi de 2.670 puntos.
En América Latina el riesgo país promedio de julio es de 543 puntos, por encima de los 472 puntos que registra el riesgo global. En Asia, el Embi registra un promedio de 272 puntos y en Europa 790.
Lo que viene
Las perspectivas de los economistas sobre el comportamiento que tendrá el riesgo país de Chile es incierta, pero con sesgo alcista. Si bien Alarcón sostiene que “debiésemos normalizarnos al igual que el resto de los países, el proceso en Chile puede tardar algo más dado nuestro escenario local particular, entre ellos la intervención cambiaria y el plebiscito por la nueva Constitución”.
Para Lehmann “la evolución del premio por riesgo dependerá en gran medida de cómo abordemos el proceso constituyente después del plebiscito. Más allá del resultado, serán necesarios cambios, ya sea a la propuesta constitucional o a la actual constitución”. El economista subraya que es clave cómo “se aborde la responsabilidad fiscal en un contexto de mayores derechos sociales. Será determinante para las perspectivas en materia fiscal. También será importante la forma en que el gobierno responde a las presiones por mayor gasto público en un contexto de recesión económica, algo que se ve inevitable”.