Esta historia nace en el mundo inmobiliario, pasa por el agua, por el gas y sigue en la minería. Rodrigo Mena es ingeniero agrónomo y trabajó 15 años en la industria inmobiliaria, donde entre varias funciones, le tocó resolver temas relacionados con el agua, su operación, producción, distribución y almacenamiento.
En ese periodo participó de varios proyectos de construcción de canchas de golf, donde claramente el recurso hídrico era clave. Pero en esos tiempos también vivió en primera línea el inicio de la megasequía. “Hubo varios veranos muy complejos y los pozos estaban sin agua. Era un verdadero drama”, recuerda, y agrega: “Me di cuenta de que la única forma de ser eficiente era a través de la tecnología y la automatización. Naturalmente, derrochamos cuando nos sobran las cosas, pero cuando nos faltan, nos ponemos creativos y nos arriesgamos”.
Y se arriesgó. En 2012 renunció a su trabajo y creó We Techs, una startup que a través de IoT (Internet de las cosas) monitorea y gestiona equipos y plantas que operan recursos como el agua y el gas, logrando mayor eficiencia. El año pasado facturó $ 1.200 millones y este año, proyecta alcanzar $ 2.300 millones.
Pero antes de tirarse a la piscina, en una reunión familiar le comentó la idea a Diego Valenzuela, quien es el marido de una prima de su esposa. Valenzuela es el abogado y una especie de mano derecha de Wenceslao Casares, el icónico emprendedor argentino que en la época de las puntocom (fines de los 90) creó Patagon y luego se lo vendió al Banco Santander por más de US$ 500 millones. “Yo quiero ir en ese negocio, porque el agua y la tecnología, de todas maneras la lleva”, le comentó Valenzuela a Mena. Se asociaron y fundaron la startup.
“Diego estaba acostumbrado al mundo del emprendimiento, pero yo con suerte había escuchado alguna vez ese concepto. Tuve que aprender a hacer un pitch para presentar una idea de negocio y postular a subsidios Corfo, entre otras cosas. Conocí a muchos emprendedores que tenían cerca de 20 años y yo tenía 40. Además, estaba naciendo mi cuarto hijo. No podía fracasar”, recuerda riendo el CEO de We Techs.
Consiguieron un capital semilla de Corfo ($ 60 millones) para empezar y a los pocos meses buscaron una ronda de inversión por US$ 150 mil, con el apoyo de Fundación Chile y Wenceslao Casares. Corría 2013. Al año siguiente lograron otro fondo Corfo por $ 60 millones y el 2015, Wayra (de Movistar) se puso con US$ 160 mil. Pero el gran salto sucedió en 2018. HCS Capital, un fondo de inversiones chilenos que opera en Estados Unidos y que es liderado por el empresario Alex Horvitz, apoyó a We Techs con US$ 2 millones. “De ahí empezamos una etapa mucho más fuerte de crecimiento”, dice Mena.
Agua y gas
Desde el principio, esta startup logró ventas, más que nada gracias al know how de Rodrigo Mena. Los primeros proyectos fueron principalmente de automatización. Por ejemplo, operar un pozo de agua mediante sistemas de monitoreo. Sobre todo, en pequeñas sanitarias o inmobiliarias que administraban sus propios sistemas hídricos. Todo con equipo muy incipiente de profesionales tecnológicos.
“En realidad no es solo vender el monitoreo, sino, el valor del ahorro del agua, de la disminución en el vaciado de los estanques, del ahorro de energía, etc. Todo, a través de datos. Los primeros cinco años fue de mucho entender el valor de nuestro producto, de cómo IoT podría cambiar el mundo. Para hacerse una idea, las empresas de telecomunicaciones no entendieron hasta como el 2018 cómo vender IoT”, indica el fundador de We Techs.
Durante el primer lustro la facturación anual se mantuvo en unos US$ 300 mil. Periodo en que comenzaron a explorar otra industria. “Nos dimos cuenta que estábamos trabajando con niveles, fluidos y presión. En ese aspecto, el gas es similar al agua. Entonces me fui a las empresas de gas. Justo en 2014 empezaron a vender GNL a sus cliente finales, para lo cual debían instalar pequeñas plantas de regasificación de ese gas, lo que necesitaba procesos de automatización que debían ser monitoreados y controlados remotamente”, cuenta Mena.
Hoy, prácticamente todas las empresas de esta industria son sus clientes, como es el caso de Lipigas, Gasco, Copec y Enel, entre otras. “Nos convertimos casi como el estándar de mercado”.
La etapa minera
Hasta el 2017 estaban entre el agua y el gas. Fue cuando comenzaron con un pequeño proyecto con Anglo American. La Gerencia de Desarrollo Social y Comunidades de esa compañía les pidió ayuda para que las comunidades cercanas a sus operaciones en la zona central de Chile pudieran ser más eficientes con el agua. Instalaron un sistema de monitoreo y automatización para un APR (programa de Agua Potable Rural).
“En una semana ya estaba funcionando y realmente les cambio la vida a las personas. Aumentó en un 30% su disponibilidad de agua y disminuyó el consumo energético en un 24%. Además, si antes realizaban 6 vaciados de estanques al mes, con nuestra solución bajaron a 1 vaciado mensual”, asegura Rodrigo Mena, quien luego de una pausa de unos segundos prosigue: “Todo esto es muy relevante porque todos los estudios dicen que el gran problema de la escasez hídrica es las gestión, más que la falta de agua. Logramos que la gente tuviera agua de forma permanente en sus casas. Eso es un cambio muy importante”.
Rápidamente Anglo American les pidió soluciones similares en otros lugares y ya están en conversaciones con otras mineras y también con la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) del Ministerio de Obras Públicas, para replicar el modelo a otros APR. Pero quizá lo más relevante es que entraron de lleno a entregar soluciones al mundo de la minería. “Si bien el 80% del agua de la gran minería se recicla, el otro 20% hay que reponerlo. A través de la visibilidad de los datos, eficientamos el uso del recurso”, indica el CEO de esta startup que logró hace dos años su punto de equilibrio.
Y a pesar de que -según Mena- los dos últimos años han sido difíciles, debido a la incertidumbre en las empresas con las que trabajan, han seguido creciendo. Incluso, a las verticales de negocio del agua, gas, minería, quieren comenzar a explorar la industria eléctrica y de agua urbana.
Con respecto a salir del país, estiman que durante el segundo semestre de 2021 podrían aventurarse con Perú y Colombia, que son países que tienen minería y gas. “Pero en realidad, el gran salto que vemos es Australia para el 2023, como un país para escalar al mundo, ya que tiene condiciones muy similares a Chile: mucha minería y una gran sequía”.