Aunque el dólar y el euro disfrutan con tranquilidad de su supremacía en el mercado de divisas, de ahí para atrás la lucha está desatada. China está decidida a que el yuan gane influencia a nivel global, desplazando en el mediano plazo a su más próxima competencia: la libra esterlina y el yen japonés.
Convertirse en la tercera moneda más importante del planeta no es una ambición descabellada y en el Central chino creen que se podría conseguir dentro de 5 años.
"La tolerancia para un tipo de cambio más libre, el libre flujo de capital transfronterizo, unos mercados financieros profundos y sofisticados y un mercado offshore de yuanes con comercio activo son cruciales", comentó Zhou Chengjun, director general adjunto de la oficina de investigación del Banco Popular de China.
Sus declaraciones se dieron en el contexto de la Import Expo la semana pasada, en un auditorio repleto de inversionistas extranjeros, donde subrayó que "la clave para impulsar la internacionalización del yuan como moneda global es convertirlo en una herramienta para que los inversionistas globales compartan el beneficio generado por la creciente economía china", según los consignado por South China Morning Post.
El camino recorrido
El progreso del yuan, también conocido como renminbi, ha estado retrasado en relación al peso que ha ido ganando la economía china.
Mientras esta última ya se ubica como la segunda a nivel mundial, la moneda todavía está posicionada en quinto lugar, con un uso en compras nacionales e internacionales inferior al 2% , de acuerdo con los datos compilados por la Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication.
Sin embargo, la moneda del gigante asiático ya cuenta con algunas importantes victorias. En noviembre 2014 logró dejar atrás a los dólares canadienses y australianos, avanzando dos casillas en el ranking mundial.
Casi un año después, en octubre de 2015, y tras una larga campaña de Beijing, el Fondo Monetario Internacional decidió sumar al yuan a su cesta de divisas internacionales, consiguiendo un estatus del que gozan precisamente las otras cuatro monedas que actualmente tienen mayor relevancia planetaria.
"La decisión representa un hito en la integración de la economía china en el sistema financiero mundial", señaló en ese momento Siddharth Tiwari, director del departamento de Estrategia, Políticas y Evaluación del FMI, detallando que la determinación reflejaba "el creciente papel que desempeña China en el comercio mundial y el incremento sustancial del uso y de la negociación internacional del renminbi", así como "un reconocimiento del progreso de las reformas de los sistemas monetario, cambiario y financiero" del primer socio comercial de Chile.
Perspectivas de expertos
Consultado por PULSO, Rajiv Biswas, economista jefe para el Asia Pacífico, asegura que "con el pronóstico de que China se convertirá en la mayor economía del mundo para 2028, el uso del yuan para los acuerdos de comercio internacional y como moneda de reserva de divisas por parte de los bancos centrales probablemente aumentará significativamente durante la próxima década".
En tanto, su par en Scotiabank, Tuuli McCully, destaca desde Hong Kong que "los políticos chinos han enfatizado que la moneda se está moviendo gradualmente hacia una mayor dependencia de las fuerzas del mercado y un tipo de cambio más flexible", con el objetivo de posicionar con más fuerza a la moneda.
De todas maneras, para ambos el renminbi enfrenta obstáculos importantes para su avance bajo las condiciones actuales.
El "yuan todavía no es una moneda totalmente convertible, con controles de capital aún en vigor", indica Biswas, marco en el cual McCully espera que "los pasos de la reforma con respecto a la liberalización de la cuenta de capital se den a conocer en un futuro próximo, integrando a China más profundamente en la economía global y los mercados de capital".