Podrá faltar un año pero la contienda ya empezó de cara a las presidenciales del 15 de octubre de 2014 en Brasil.

Este año, Joao Santana, un gurú de marketing detrás de la elección de Dilma Rousseff, rechazó a los tres principales candidatos que han aparecido en la carrera, calificándolos como "enanos". "Dilma ganará en la primera ronda en 2014 porque los enanos recurrirán al canibalismo", dijo Santana, quien, además de la victoria de Rousseff ha estado detrás de otros triunfos del Partido de los Trabajadores.

Con el formidable desempeño de Rousseff en las encuestas, el análisis brutal de Santana de los líderes de la oposición en principio parece correcto. Pero en los últimos días, algo ha vuelto a abrir la carrera.

Marina Silva, una ambientalista con un humilde pasado, quien es la más popular de los líderes de oposición, se alió con Eduardo Campos, el gobernador del estado de Pernambuco, conocido por su estilo de gestión.

Tienen un largo camino para alcanzar a Rousseff. Ambos tienen un total de 20% en la encuesta Ibope, en comparación con el 38% de la presidenta. Pero tienen un año para darlo vuelta.

Las empresas, que están cada vez más preocupadas por el estilo intervencionista de Rousseff y su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, están buscando un cambio. Silva, ex ministra de medioambiente, podría atraer los votos liberales en las ciudades de Brasil así como los votos de las personas con bajos ingresos en otras regiones, mientras Campos podría atraer a los votos del PT en el noreste.

"Ella tiene una posibilidad real de ganar la elección", dijo Rafael Alcadipani, académico de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo.

Tal noción habría parecido imposible hace apenas cinco meses. Pese a una fuerte desaceleración en el crecimiento económico, el desempleo se mantuvo bajo y Rousseff fue uno de los presidentes más populares del mundo. En marzo, 58% de los encuestados por Ibope habrían votado por ella.

Pero las masivas protestas de junio por los pobres y caros servicios públicos y la corrupción y la incompetencia de la clase política brasileña recordaron a la gente por cuánto tiempo había estado el PT en el poder. Junto con los dos períodos de Lula, el PT habría gobernado por 16 años si Rousseff gana la reelección. "En Brasil ningún partido nunca ha gobernado por 16 años seguidos", dijo Alcadipani. "Históricamente esto significa que es muy difícil que el PT gane de nuevo".

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