"Le dije que enviaré el proyecto de una nueva Constitución, es importante respetar ese proceso donde participaron más de 200 mil personas", sostuvo la Presidenta Michelle Bachelet el pasado 18 de diciembre, tras reunirse con el mandatario electo Sebastián Piñera en su casa. Era la primera cita oficial entre ambos tras las elecciones, y fue la oportunidad para que la jefa de Estado insistiera en que pese a los tiempos acotados, quería cumplir con su última gran promesa de campaña, proponer una nueva Carta Magna.
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"Está en manos de la Presidenta", se repite en Palacio. Lo cierto es que en La Moneda se barajaron muchas fechas para ingresar el proyecto, de hecho, originalmente se contemplaba para el segundo semestre 2017. Sin embargo, la nueva Constitución se convertirá en la última jugada legislativa de Bachelet y pese a todos los pronósticos, según confirman en La Moneda, su ingreso al Parlamento quedará finalmente para los primeros días marzo. A menos de una semana de entregar el mando.
"Nunca se dijo que se iba a tramitar, porque siempre dijimos y desde el primer discurso de la Presidenta, que era para que fuera tramitado en el nuevo Congreso elegido, a través del nuevo sistema electoral", dijo a PULSO el ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Gabriel de la Fuente.
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A pesar de que en el Ejecutivo aseguran que presentar el proyecto "se trata de cumplir un compromiso", desde el actual oficialismo las críticas de que sea un proceso "más testimonial que real" se toma la discusión interna, en especial si queda literalmente para los últimos días de la actual administración. De hecho, parte de eso se instaló con la fallida tramitación de la reforma al Capítulo XV, iniciativa que buscaba a través de una convención constituyente modificar la actual Carta Magna, pero que quedó en "congelador" sin avances, sin nuevas indicaciones y sin urgencias, pues no estaban los votos ni los consensos en la Nueva Mayoría para sacarlo adelante.
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Por eso, la duda que queda es si el proceso constituyente y sus resultados tendrán continuidad tanto en el nuevo Congreso como en la nueva administración de Piñera y si eso significa, que se avanzará sobre la iniciativa de Bachelet o se propondrá un proyecto desde cero.
Desde la campaña que en Chile Vamos dejaron claro que tomarían distancia de la fórmula del Gobierno y hoy desde el "piñerismo", lo reiteran. Su propuesta sería "un conjunto de reformas" más que una nueva Carta Fundamental, "vía Congreso y con alta participación ciudadana", explican en la futura administración.
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Por lo mismo, desde La Moneda, esperan que la nueva oposición defienda el tema en el Parlamento y no dejen que la discusión quede para segundo plano. "Esperamos que las fuerzas políticas representadas en el Congreso le den el impulso suficiente a un proyecto que va a recoger precisamente, no sólo la participación de la ciudadanía, a través de los encuentros locales autoconvocados y los encuentros provinciales y regionales, sino además a un anhelo de un cambio Constitucional que está instalado en la sociedad chilena hace mucho rato", comentó De la Fuente.
¿Promesa incumplida?
En el programa de Gobierno, la reforma constitucional sí estaba dentro de los tres pilares, junto a la educacional y tributaria. "Desde ahí se establecerán las directrices para resolver las brechas que hoy tenemos y que exige realizar cambios profundos y estructurales", decía el texto.
Por eso, en los planes originales de La Moneda estaba la idea de ingresar el proyecto en la segunda parte de 2017 y así lo reiteró hace un año la propia mandataria cuando recibió las bases ciudadanas del proceso constituyente. Incluso, en algún momento, se pensó presentarlo previo a las elecciones presidenciales para instalar el tema en las campañas. Pero la consulta indígena y definir temas como el régimen político presidencial o semipresidencial, entre otros, fueron atrasando los plazos autoimpuestos de los encargados de esta etapa: el ministro del Interior, Mario Fernández; el jefe del equipo de asesores en materias constitucionales de la Segpres, Tomás Jordán y el propio ministro De la Fuente. "¿Promesa incumplida? Para nada. Todo lo contrario, esto culmina un proceso participativo, el proceso de la consulta indígena y todo", dijo el titular de la Segpres.
Lo cierto, es que la última gran reforma comprometida de Bachelet, también será uno de los primeros temas que Sebastián Piñera y su futuro ministro Gonzalo Blumel deberán manejar en Congreso, poniendo además a prueba su relación con la oposición.
Para el abogado constitucionalista y ex miembro del Consejo de Observadores del proceso constituyente, Francisco Soto, el gran éxito de este proceso "fue instalar el tema en la derecha, que no debatía temas constitucionales y no estaba dispuesta a ningún cambio, y finalmente un grupo de ellos, recogieron la idea de un cambio". "Eso va a permear, ya sea que se recoja de esta propuesta o se haga en otro momento. Ahí vamos a ver si Piñera es asertivo o no", agregó.
Por su parte, el abogado y también ex observador, Héctor Mery, aseguró que uno de los motivos del retraso es que la discusión de los últimos años "a ratos fue más un monólogo sobre el mecanismo que una genuina y profunda reflexión constitucional" y que por eso, el principal desafío del futuro mandatario es que "no debe generar expectativas sobre el mecanismo, sino que debe estar dispuesto a conversar sobre contenidos".