La llegada de Alfonso Swett a la presidencia de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) con el apoyo unánime de las ramas es una muy buena señal de parte de los empresarios chilenos.
Swett refleja la necesaria renovación del sector, así como la continuidad del buen trabajo iniciado por la gestión del ahora ministro Alfredo Moreno.
La defensa sin vergüenza del rol de los empresarios y legitimar la esencia de la empresa, como por ejemplo el lucro, que no es más que la legítima retribución de la inversión y el riesgo, debe ser la manera en que se planteen la presidencia y la vocería de los empresarios, algo que Alfonso Swett tiene muy claro y que así ya lo ha manifestado. Pero también el nuevo líder empresarial posee una serie de cualidades destacables, como son su gran capacidad de diálogo y la visión del rol social de las iniciativas privadas.
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Ambas perspectivas son fundamentales para la necesaria búsqueda de acuerdos con el objetivo de avanzar, de manera consensuada, en una ambiciosa agenda que contempla aspectos tan variados como la generación de empleo de calidad, mejorar la Reforma Laboral, impulsar mejores políticas públicas para destrabar las inversiones y contribuir a la modernización del Estado.