La creciente ofensiva del gobierno sirio y sus fuerzas aliadas para capturar el mayor bastión rebelde cerca de la capital, Damasco, acabó con la vida de al menos 23 personas el domingo e hirió a muchas más, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
El grupo dijo que al menos 127 personas, incluidos 30 niños, han muerto en los bombardeos aéreos y de artillería desde que el Ejército sirio, apoyado por aviones de combate rusos, comenzó una ofensiva hace cerca de dos semanas para hacerse con el enclave rebelde de Ghouta Oriental.
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La zona es una de las áreas de "desescalada" del oeste de Siria, donde Rusia ha patrocinado acuerdos para reducir los combates entre los rebeldes y el gobierno de Bashar al-Assad.
Un testigo de Reuters afirmó que hay drones volando desde la mañana del domingo y que los aviones de combate han bombardeado con fuerza las localidades de Mesraba y Harasta. Los duros bombardeos afectaron también a Ghouta Oriental, con decenas de heridos.
Las fuerzas de Assad rodean Ghouta Oriental desde 2012 y la zona sufre una crisis humanitaria. Los residentes tienen tan poco alimento que comen basura, se desmayan de hambre y obligan a sus hijos a comer en días alternos, aseguró el Programa Mundial de Alimentos de la ONU en un reporte esta semana.
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El opositor consejo local de la zona dijo esta semana que el aumento de los bombardeos está obligando a la gente a buscar cobijo en lugares inhabitables e insalubres, lo que podría provocar brotes infecciosos.
Varios proyectiles procedentes del enclave rebelde han golpeado Damasco en las dos últimas semanas.
En los seis años que dura ya la guerra civil en Siria han muerto decenas de miles de personas y millones más se han visto obligadas a abandonar su hogar, en la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.