Hay dos formas de ver la propuesta fusión entre Portugal Telecom y Oi, la mayor empresa integrada de telecomunicaciones de Brasil con ingresos una vez y media mayores a los de Portugal Telecom. La primera es una transacción independiente que simplificará la intrincada relación entre estos grupos, ofrece sinergias y facilita la búsqueda de efectivo de los inversionistas de Oi. La segunda es verlo como una medida preventiva de cara a una posible consolidación en el duro mercado de telefonía móvil.

En el primer punto, hay mucho que agradecer en la noticia de ayer. El acuerdo permitirá mostrar los niveles de pertenencia cruzada y ver los activos fusionados de ambas empresas en un nuevo grupo, 38% en manos de accionistas de PT. Esta estará basada en Brasil, listada en la bolsa de Sao Paulo y Europa y administrada por Zeinal Bava, quien ha sido jefe tanto de Oi como de PT desde junio.

Como parte de la transacción, Oi planea una emisión de derechos de 8 mil millones de reales (2.700 millones de euros), que debiera dar a la empresa fusionada un ratio de deuda neta/Ebitda de apenas 3% (valor presente neto) -por lo menos mejorando los ratios de 2012 tanto en PT como en Oi. Las sinergias se ubican en 5.500 millones de reales (valor presente neto) -de los cuales 40% son financieras (en gran parte relacionadas con impuestos) y el resto de ahorros operacionales (como la contratación). El 38% del grupo fusionado que va a los accionistas de PT parece estar en el lugar correcto basado en las valoraciones de mercado y permitiendo un cash call (pedir efectivo). Si esto se balancea levemente a favor de Oi, Brasil está ofreciendo el mayor potencial de crecimiento - la penetración de los smartphones es de 16%, en comparación con 33% en Portugal- aunque el mercado de telefonía móvil de Brasil se ve obstaculizado por altos impuestos, bajos márgenes y necesidades de inversión.

Esto lleva al segundo aspecto de este acuerdo. Telecom Italia se está viendo impulsado a vender activos para resolver sus problemas.

COPY RIGHT FINANCIAL TIMES

© The Financial Times Ltd, 2011.