Las dos grandes operadoras españolas de autopistas, Abertis y Cintra (grupo Ferrovial), están acelerando hacia la apertura de sus carreteras a los vehículos autónomos. Ya son punta de lanza en la colaboración con las tecnológicas que tratan de conectar autose infraestructura, y defienden la necesidad de sistemas redundantes, en el automóvil y a pie de asfalto, con el fin de extremar la seguridad especialmente en el largo periodo de transición en que vehículos tradicionales y autónomos tendrán que convivir.

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Hasta ahora, reconocen en ambas compañías, la mayoría de las iniciativas se habían centrado en los vehículos y en el papel del conductor, olvidándose la carretera. Y es precisamente durante el periodo de tráfico mixto, según los expertos, cuando aflorarán nuevas oportunidades de negocio para las concesionarias.

Ferrovial dice estar preparada para lanzar sus primeros test con tráfico real. Además, está llevando a cabo investigaciones de gran calado con la Universidad de Texas, Estado en el que el grupo español se ha convertido en el operador de referencia.

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Pese a que esta nueva revolución en la automoción parece imparable y que su fin último es reducir los tiempos de viaje y aumentar la seguridad, el accidente de un vehículo autónomo de Uber días atrás en Arizona (EE UU) ha abierto el debate sobre el riesgo del salto del simulador al mundo real. Tanto es así que ese Estado sureño ha obligado a la plataforma tecnológica a paralizar la experiencia. Una decisión que, por el momento, no se ha generalizado.

Mucho más cerca, la empresa que preside Rafael del Pino también tiene abiertas líneas de colaboración con el Centro de Automoción de Galicia (CTAG), con el que ha avanzado en los test conjuntos en las autopistas portuguesas A27 y A28, al norte de Oporto. En este último caso se estudia la interacción entre carretera y vehículos conectados y automatizados para identificar las necesidades de modificación en la infraestructura viaria, según explica la compañía, y permitir la circulación de autos con distintos niveles de automatización.

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Abertis, por su parte, entró el pasado verano con su filial española Autopistas en el programa europeo de I+D Inframix, para preparar las actuales carreteras para el tráfico mixto. Un programa que pondrá a prueba la conducción autónoma en autopistas avanzadas de Austria y España, haciándose especial hicapié en la circulación en zonas de obras, cuellos de botella y la asignación dinámica de carril.

El papel de Abertis en Inframix es diseñar nuevos tipos de señales, además de otros elementos físicos, que se integren en los protocolos de seguridad. La compañía dice estar atenta a "los nuevos modelos de negocio y actividades de explotación que puedan surgir a partir de los resultados del proyecto".

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El grupo que dirige José Aljaro también tiene abiertas líneas de trabajo con Renault, especialmente en la A13 que atraviesa Normandía (Francia), para mejorar la respuesta del vehículo automatizado a desafíos como atravesar zonas de obra o los puestos de peaje. En este caso, el vehículo de Renault recibe información sobre los carriles disponibles un kilómetro antes de llegar a las barreras y zonas de obras, donde suelen desaparecer las líneas de separación de carriles. El auto utiliza entonces líneas virtuales obtenidas con mapas en alta definición y se mantiene en el centro de las mismas gracias a sus sensores.

Diálogo entre industrias

Nicolás Rubio, responsable de Operaciones de Cintra y quien ha tutelado durante años el negocio concesional de Ferrovial en EE UU, defiende que la colaboración entre fabricantes y gestores de infraestructura "es obligada". Y es que el auto no sólo tiene que ser autónomo, con todo tipo de sensores a bordo (cámaras frontales, radares, la tecnología Lidar para recrear modelos tridimensionales o el GPS se alta precisión), "sino que debe estar conectado con la carretera".

Cintra espera tener los resultados de las primeras pruebas de tráfico autónomo y convencional en los próximos meses. Además, lidera distintos test en sus autopistas de peaje dinámico (managed lines) del área de Dallas (Texas, EE UU), en la 407 ETR de Toronto (Canadá), y ha iniciado los trabajos en la malagueña Autopista del Sol. En cada una de ellas estudia problemas diferentes con el fin de obtener resultados complementarios. Todas estas carreteras cuentan ya con tecnología avanzada de control de tráfico, con lo que resulta más sencillo hacerlas conectables.

Distintos Gobiernos, sensibles a los cambios en ciernes, llevan ya a la licitación de nuevas carreteras la previsión de la circulación autónoma. En España, la renovada Ley de Contratos del Sector Público invita a los grupos licitadores a presentar sus proyectos de I+D relacionados con la interacción entre auto e infraestructura. Una comunicación que lleva años siendo una realidad en los campos aéreo y ferroviario, donde los sistemas de guiado o control de velocidad, entre otros, hacen entenderse a los aviones con las balizas y torres de control, o a los trenes con la superestructura y señalización.