Pasadas las 20 horas de ayer, en la puerta del hotel Fundador -comando de Carolina Tohá- el ex presidente Ricardo Lagos Escobar se fundió en un sentido abrazo junto al ex ministro de Salud, Álvaro Erazo y al ex director de Sernac, José Roa. Fue el preludio de la euforia; el tránsito desde la incertidumbre a la algarabía. Minutos más tarde, los resultados oficiales confirmaban el sorpresivo triunfo de la ex ministra y ex diputada sobre  Pablo Zalaquett (UDI) en la madre de todas las batallas: Santiago. A la misma hora, Josefa Errázuriz realizaba un emotivo discurso en el balcón de su comando, en Providencia. Tras la contundente victoria sobre Cristián Labbe -por 10 puntos de diferencia- la socióloga anunció una de sus primeras medidas: cambiar de nombre a la avenida 11 de septiembre.

Fueron dos de las postales que mejor grafican el sorprendente triunfo de la oposición, que revirtiendo todos los pronósticos le ganó en alcaldes y concejales, y en número de cargos y de votos a la Alianza. El mentado 4-0, que no estaba ni en las proyecciones más auspiciosas del bloque, ni en las más amargas del oficialismo.

“Nos hubiese gustado tener un mejor resultado, teníamos esperanza. Debemos tener la humildad de escuchar la decisión del pueblo”, expresó  el vocero de gobierno, Andrés Chadwick, cerca de las cero horas, con las cifras oficiales, que le entregaron al oficialismo poco más del 37% en alcaldes y un 33% en concejales, muy por debajo de los pronósticos.

Entre los ministros presidenciables las visiones fueron distintas: mientras Andrés Allamand afirmó que en la Alianza no fueron capaces de convencer a la ciudadanía, Laurence Golborne optó por poner el énfasis en la alta abstención.

En esa misma línea se manifestó el presidente Sebastián Piñera, quien en una breve intervención en La Moneda, de semblante serio y sin responder preguntas,  lamentó la baja asistencia a las urnas, pero no hizo alusión alguna a las derrotas emblemáticas del oficialismo.

Eso porque, además de Santiago y Providencia, en la Región Metropolitana la Alianza perdió en Ñuñoa, La Reina, Recoleta, Independencia, Cerrillos y Conchalí, pero logró mantener por estrecho margen Estación Central y con mayor holgura La Florida y Puente Alto.

En regiones, se confirmó la dura derrota en Concepción, sin embargo logró salvar Valparaíso, Temuco y Talca.

En Renovación Nacional y la UDI acusaron el golpe. En la interna de ambas colectividades, una vez confirmado el mal resultado, comenzaron de inmediato los cuestionamientos a las mesas de Carlos Larraín y Patricio Melero.

En especial, la “presidencialización” de la estrategia municipal del oficialismo. Para muchos, los réditos de la fórmula fueron nulos, y quedaron demostrados en el impacto marginal de Laurence Golborne en algunas candidaturas. Y no sólo eso, de paso se dañó la opción del ministro de Obras Públicas, quien ayer aclaró que no se arrepiente del despliegue de  las últimas semanas.

En la oposición, el sorprendente resultado impactó de tal manera que sus dirigentes pidieron tiempo para digerir el triunfo. Todos los partidos sacaron cuentas alegres, especialmente en el alza de sus porcentajes en comparación con 2008. Para la Concertación, es el primer paso para el retorno del conglomerado a La Moneda.

De hecho, en la celebración, Carolina Tohá agradeció el llamado de Michelle Bachelet desde New York. En el entorno de la ex presidenta señalan que su regreso al país para explorar una candidatura presidencial “no varía” tras la municipal.

No hay certezas de lo que viene, pero por ahora, en la oposición todo es alegría.

La prescindencia de Piñera

Solo. Sin ninguno de los ministros que él mismo había citado a palacio, el presidente Sebastián Piñera reaccionó ante los malos resultados de su sector en la elección municipal de ayer. El mandatario optó por una apuesta en escena que intentara obviar el revés electoral y centrar todo en la baja participación ciudadana en la primera elección con sistema electoral de inscripción automática y voto voluntario. Pese al esfuerzo presidencial, en La Moneda reconocieron que los números lo golpearon fuerte. Explicaron que pese a que las expectativas no eran demasiado altas -hace rato que se había descartado- repetir una performance como la de 2008, en la que la centroderecha se impuso en la elección de alcaldes, no estaba entre los cálculos de nadie perder Santiago, Recoleta, Ñuñoa, Providencia y La Reina. Por lo mismo, el improvisado diseño de anoche buscó instalar la idea del reproche ciudadano a la clase política por sobre admitir el batatazo opositor.

Ahora bien, pese a lo anterior, en el gobierno admiten que se vienen medidas para intentar enmendar el rumbo, entre ellas, un amplio cambio de gabinete