El coordinador de la Nueva Mayoría y presidente del Partido Socialista, diputado Osvaldo Andrade, está expectante de lo que ocurrirá este domingo. Por estos días él y los otros timoneles de partidos del bloque han tomado un fuerte protagonismo en la recta final de la campaña de Michelle Bachelet. Esperando un triunfo, el parlamentario apuesta por un posible futuro gobierno de Bachelet con un gabinete que mezcle experiencia e ímpetu, pues asegura que en cuatro años no se puede improvisar. Además, es duro con el gobierno y lo responsabiliza de una posible baja asistencia a las urnas.
¿A qué se debe el protagonismo que han tomado los presidentes de partido en la última etapa de campaña de Bachelet?
-No creo que haya una etapa distinta. Hasta la primera vuelta la centralidad del trabajo de los partidos y sus presidentes era, sin perjuicio por supuesto de respaldar la candidatura presidencial, también procurar obtener el mejor resultado parlamentario. Transcurrida la primera vuelta, evidentemente todos tenemos una mayor facilidad de un trabajo común, a propósito de que no tenemos controversias internas de carácter electoral.
O sea, ¿no es que en una primera etapa Bachelet no quisiera aparecer asociada a los partidos?
-De esto se ha especulado, se ha escrito mucho y hay mucho analista que hace hipótesis y tesis. Lo único que puedo transmitir al respecto es que no existe campaña que yo conozca en democracia que no se sustente en los partidos.
¿En el comando están bien proporcionadas todas las fuerzas de la Nueva Mayoría?
-No he hecho nunca ese cálculo, no me preocupa. Lo que sé es que hay un comando que cuenta con el respaldo de la candidata, que ha sido exitosa en cuanto al resultado, y los partidos nos hemos sentido muy a gusto en esta configuración.
En este período se ha hablado de que murió el eje DC-PS. ¿Le molestan esos comentarios?
-No opero en la política desde las molestias. Los socialistas nunca hemos hablado de un eje DC-PS, lo que siempre hemos hablado es de un entendimiento esencial entre el centro y la izquierda para prefigurar una alianza que le dé sustento mayoritario a un gobierno. La discusión si es que el eje DC-PS está vigente o no me parece una discusión absolutamente inoficiosa. Poner en duda esta diversidad que enriquece esta Nueva Mayoría sería un error político de fondo.
¿Pero a quiénes se sienten más cercanos como PS?
-Al Partido Socialista. Si este no es un problema de cercanías. El entendimiento con la DC no tiene que ver con cercanía, tenemos opiniones distintas sobre muchas cosas, nosotros somos un partido de izquierda, la DC se sitúa por su propia declaración como un partido de centro. El entendimiento entre el centro y la izquierda es una necesidad política. Desde el punto de vista político-ideológico evidentemente la cercanía es mayor con el PPD, por razones obvias, porque venimos del mismo tronco, los dos representamos un socialismo democrático.
¿Es ahora el PS un partido más de izquierda o progresista?
-El PS es, y ha sido toda su historia, un partido izquierda, quien señale lo contrario le realiza una afrenta. Esto que se intenta construir ahora, que por la llegada de uno y la salida de otros el partido se izquierdiza más o menos es una caricatura. Entonces, ¿cuál es la línea del próximo período? Nosotros vamos a respaldar irrestrictamente, sin condiciones, a la presidenta Bachelet y a su programa de gobierno. Entendemos que esto del avanzar sin transar no tiene sentido cuando hay una coalición que sustenta el programa. El programa es un contrato, pero un contrato que permite avanzar. Si hay condiciones de correlación de fuerzas que nos permitan avanzar más lo haremos y si, por el contrario, esto nos impide avanzar más, buscaremos los mecanismos para cumplir el programa.
¿Usted se refiere a una asamblea constituyente?
-No es nuestro interés concentrar una discusión respecto a la asamblea constituyente, porque el interés de los socialistas es cambiar la Constitución. Entonces, si hay mecanismos institucionales que lo permitan, por qué no los vamos a explorar, ¿por el dogma de la asamblea constituyente? Si por el contrario, las condiciones están para una asamblea constituyente nos iremos con ella, no hay problema.
En su gobierno Bachelet optó por un gabinete paritario, tecnócratas, con ministros del Interior DC. ¿Cuáles fueron los errores de esa administración y que ahora no se debiesen cometer?
-No creo que ninguna de esas cosas haya sido un error, porque estas cuestiones no son tema de diseño, sino de cómo se dan en la realidad. Fue una muy buena idea y hay que insistir en la paridad. Además, hay una demanda por hacer un proceso de renovación de las autoridades. Creo que hay que combinarlo con la necesaria idoneidad y experiencia, porque en cuatro años uno no viene a aprender, viene a ejecutar y a ejercer mandato. Desde ese punto de vista, dada la amplitud de figuras con que cuenta la futura presidenta, creo que va a tener la legitimidad suficiente para ejercerla y los partidos tenemos que colaborar en eso. Por supuesto haremos presentes nuestros puntos de vista, si somos instituciones permanentes y nuestro punto de vista va a ser planteado con toda sinceridad en un ánimo colaborativo . Se va a requerir desde el primer día, o incluso más, desde antes del primer día, un elenco que combine adecuadamente experiencia e ímpetu. Nadie puede llegar a aprender, pero nadie puede llegar con mañas del pasado.
¿Es relevante la gente que vote este domingo?
-Siempre es bueno que vote mucha gente y en la Nueva Mayoría hemos hecho ese esfuerzo para que ocurra. Sin embargo, el gobierno no ha hecho ese esfuerzo pudiendo hacerlo, con medidas concretas como declarar feriado ese día, locomoción gratuita y permitir que los trabajadores salgan dos horas más de lo que permite la ley.
¿Por qué el gobierno no querría que votara mucha gente?
-Tengo una hipótesis al respecto: creo que el gobierno y la derecha están preparando una fórmulapara restar legitimidad al triunfo de Bachelet sobre la base de que vote menos gente. No creo, porque ya sería francamente casi sedicioso, que esta idea esté planteada sobre la base de deslegitimar el triunfo de Bachelet, porque las reglas son las reglas y el que saca un voto más gana. En ninguna parte de la ley está establecido que tiene que cumplir ciertos mínimos de representación, pero sí creo que tiene un sentido distinto, de deslegitimar la profundidad de las reformas que la presidenta quiere desarrollar. Lo que la derecha prepara es decir "mire aquí votó tanta gente y en consecuencia las reformas estructurales que Bachelet plantea no gozan de respaldo ciudadano suficiente y, en consecuencia, tienen un rango de ilegitimidad". Eso me preocupa porque me parece que es una transgresión a los principios democráticos más básicos y que retorna la vieja derecha cavernaria que estuvo por el Sí. Esta derecha está más cerca del Sí de Pinochet, que del 'Sí se Puede'.