La fallida adquisición de la farmacéutica AstraZeneca por parte de la estadounidense Pfizer puso de nuevo en el debate la competencia tributaria entre los países.

Un estudio de KPMG, publicado la semana pasada, mostró que cerca de uno de cada seis países habían recortado su tasa de impuesto corporativo durante los últimos 15 meses, pero que el tamaño de los recortes era menor que en el pasado.

Chris Morgan, socio de KPMG, dijo que las tasas parecían estar equiparándose, marcando un final a lo que los economistas han descrito como “la carrera hacia el mínimo” en los impuestos corporativos. “Hay un nivel natural por debajo del cual no van a caer, que parece estar en 20%”.

Las sugerencias de que la tasa a la cual el impuesto a las empresas cae se ha desacelerado serán bienvenidas por parte de muchos políticos. Junto con poner los ingresos en riesgo, la tendencia exacerba las preocupaciones acerca de la creciente desigualdad al incrementar la dependencia en impuestos menos progresivos a los consumidores.

Pero algunos no están de acuerdo, citando evidencia de que los impuestos sobre las ganancias son particularmente perjudiciales para el crecimiento y -en los países pequeños por lo menos- son ampliamente traspasados a los trabajadores en la forma de menores salarios. Las empresas ya están pagando más en impuestos a los salarios que en impuestos a las ganancias, dijo el Banco Mundial el año pasado.

Muchos economistas también dudan de que la tendencia a la baja se haya detenido, argumentando que el impulso de los gobiernos a atraer inversión internacional buscará alimentar una vieja carrera por recortar los impuestos a las empresas.

Japón, por ejemplo, quiere atraer inversión extranjera recortando su tasa de impuesto corporativo en una respuesta a lo que el primer ministro, Shinzo Abe, describió el año pasado como una necesidad por “hacer el sistema tributario para las empresas competitivo internacionalmente”.

Las presiones probablemente se intensificarán si se rompe el punto muerto y Estados Unidos reforma su sistema tributario. Un informe del Fondo Monetario Internacional argumentó que: “Por lo tanto, se puede esperar que cualquier reforma tributaria considerable en Estados Unidos pueda provocar una reacción de competencia tributaria por parte de otros países”.

La necesidad de atraer inversiones está alimentando la competencia por los impuestos, mientras la necesidad por ingresos está frenando la competencia. La respuesta es incierta e inestable. El incentivo a frenar la caída en las tasas rara vez ha sido mayor.

Pero si algunos gobiernos reducen agresivamente los impuestos, otros se verán forzados a responder. La carrera hacia abajo se ha desacelerado, pero no se ha detenido.

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