Tras el Brexit, la Unión Europea tuvo que decidir el destino de dos de sus agencias reguladoras que abandonarán Londres. Los ganadores: Amsterdam y París, lo que impulsará económicamente a ambas ciudades.

La Agencia Europea del Medicamentos (EMA) se ubicará en Ámsterdam, ciudad que se adjudicó el derecho de albergarla, superando a Milán. En tanto, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) tendrá como destino París, luego de superar en votos a Dublín.

La EMA advirtió que gran parte de su plantilla podría dejar su empleo, afectando posiblemente al cuidado de la salud en Europa, si los gobiernos elegían una ciudad poco atractiva, sobre todo en la Europa del Este, excomunista.

Frankfurt, sede del Banco Central Europeo y principal aspirante a ser el foco financiero de la Unión Europea, sufrió un duro golpe al ser derrotado en segunda ronda por París.

En tercera ronda, la capital de Francia se impuso frente a Dublín, ciudad que le faltó solo un voto para obtener la mayoría en segunda ronda.

En total, 19 ciudades aspiraban a quedarse con el prestigio y el impulso económico aparejado a la llegada de los 900 trabajadores de la EMA, así como las oficinas de compañías farmacéuticas que también la acompañarían. La EBA, creada en 2011 inmediatamente después de la crisis financiera, fija normas, coordina la supervisión en toda la UE y lleva a cabo la prueba de solvencia bienal del bloque. El Consejo de Asuntos Generales de la UE eligió las nuevas sedes de la EBA y de la Agencia Europea de Medicamentos más amplia, y hubo muchas expectativas en vísperas de la votación.

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