En marzo de 2000, Lawrence Summers tomó la palabra en una conferencia de operadores de derivados en Florida para decirles cómo lo reguladores debieran tener un rol limitado en proteger y supervisar el sistema financiero.
Más de una década después, las visiones de Summers sobre regulación están en el centro de atención nuevamente, a medida que Barack Obama evalúa la nominación del asesor económico de su primer período como nuevo presidente de la Reserva Federal de EEUU.
La aparición de Summers como el candidato principal para el cargo, por delante de la vicepresidenta de la Fed, Janet Yellen, ha molestado a sus críticos luego de que una crisis financiera relacionada en parte a los valores como derivados, que quedaron sin supervisión. La mayoría de especialistas piensa que el Senado eventualmente confirmaría a Summers, pero los liberaldemócratas que han criticado su registro regulatorio tienen un peso importante en el comité de banca.
El resultado podría ser algo que la Casa Blanca querría evitar: un desordenado y contencioso proceso de confirmación que arriesga con perjudicar al nuevo presidente de la Fed, una posición que generalmente opera por sobre el ruido político.
La visión de Summers fue siempre que "los mercados serán los mercados, sólo quítate del camino", dice Simon Johnson, profesor del MIT y ex economista jefe del FMI.
Pero sus defensores dicen que esta es una caricatura de su historial pragmático.
Durante su período en el sector público, Summers ha apoyado una regulación fuerte y sistemática del sector financiero, pero a menudo se ha opuesto a las reglas prescriptivas en lo que las instituciones financieras pueden hacer, argumentando que tales reglas no son efectivas. La pregunta que Summers, quien rechazó hacer comentarios para este artículo, tendría que responder si es nominado es si ese rechazo a interferir ante riesgos de mercado específicos significa que hizo menos de lo que debía hacer para asegurar al sistema financiero.
La primera gran reforma financiera aprobada cuando Summers fue secretario del Tesoro - la revocación de la legislación Glass-Steagall, que evitaba que los bancos actuaran como compañías de valores- es vista por los liberales como un desmantelamiento simbólico de las medidas de seguridad puestas en su lugar tras la Gran Depresión.
Hay evidencia convincente, sin embargo, de que fue sólo un factor menor en la crisis financiera porque, de las instituciones que tuvieron problemas había llevado una institución de valores al sistema bancario. El problema fueron las empresas no reguladas como bancos.
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