Diputados de derecha están solicitando la vuelta de la pena de muerte. Sin perjuicio de relativizar el derecho a la vida, lo que es peligrosísimo, se ha demostrado que no amedrenta a los delincuentes. Al revés, los criminales terminan siendo victimizados y hasta incluso la gente empieza a simpatizar con ellos. El problema de nuestro país no está en las penas, sino en los jueces, las fiscalías y las policías.
Si no quieren que se produzcan hechos atroces como el de Sophia, empiecen a reformar las leyes que lo permiten. Empecemos con la ley del aborto, en la cual no es obligatorio denunciar a los violadores, y ni siquiera se exige que se saque prueba del ADN al feto. Pero resulta que el Presidente electo ha dicho que no la va a modificar.
[ze_adv position="adv_300x100" ]
Guillermo Álvarez Martinic