EL diagnóstico parece estar claro para todos los actores: Chile necesita una reforma del sistema de pensiones que sea capaz de garantizar mejores jubilaciones a todos los cotizantes.

Fue en ese marco que, en su último reporte sobre Chile, la OCDE llamó al país a ampliar la edad de jubilación de los trabajadores y fortalecer el pilar solidario en pensiones.

Según el documento, el sistema privado de pensiones chileno proporciona "modestas pensiones" para los individuos de ingresos medios, ya que reducidas contribuciones, baja edad de jubilación (60 años en mujeres y 65 en hombres), e importantes brechas de contribución -como son las lagunas previsionales- reducen los fondos para la jubilación.

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La OCDE agrega además que si se incrementa aún más la Pensión Básica Solidaria y el Aporte Previsional Solidario, se reduciría la pobreza durante la vejez, aun cuando un elevado incremento podría generar efectos negativos en las finanzas públicas, en el ahorro de los hogares y en la formalización.

Las reformas del sistema de pensiones, en Chile y el mundo, han sido una preocupación constante de todos los organismos internacionales. En este sentido, la OCDE, tal como en su minuto lo hizo el FMI, recomienda no sólo aumentar la edad de jubilación, sino también el aporte que las personas hacen a su fondo de ahorro.

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Son estas las recomendaciones que el Gobierno debe mirar a la hora de proponer cambios al sistema.

No parece prudente, tal como ha tratado esta administración, de desarticular el sistema vigente, focalizando más las críticas en la administración y recaudación de los fondos, que en aspectos demográficos, como el envejecimiento de la población y aportes voluntarios.