COMO la mano derecha de Raimundo Espinoza, el histórico dirigente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), describen en los círculos sindicales de Codelco a Juan Olguín, quien ayer asumió la presidencia de la agrupación laboral que que suma unos 17 mil socios.

Sin filiación política, pero cercano a la centro izquierda, Olguín arribó a Codelco en 1995 con 19 años, para desempeñarse en la División Andina como mantenedor mecánico de la mina subterránea. Sin embargo, su historia sindical se inició 12 años después, cuando se sumó como director al Sindicato Industrial de Integración Laboral (SIIL) de Codelco, en el que alcanzó la presidencia en 2008. A partir de ahí se fue haciendo más conocido, llegando a ser consejero de la FTC entre 2011 y 2015, cuando estuvo encargado de la mediación y organización de conflictos internos y con la empresa; y estableciendo nexos con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).

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Sus cercanos lo describen como un dirigente duro. De hecho, comentan que fue él quien coordinó y organizó en 2011 y 2013 los dos paros nacionales de los trabajadores de la corporación durante las administraciones de Diego Hernández y Thomas Keller, respectivamente, siendo esos dos movimientos los más agudos que la estatal ha enfrentado en los últimos años generando, cada uno de ellos, un impacto en los ingresos de la cuprera de en torno a US$40 millones.

Otro de los comentarios frente a la figura de Olguín apunta a la renovación sindical, siendo uno de sus desafíos el tener que enfrentar las realidades de las distintas divisiones y las diferencias generacionales, culturales y sociales que existen entre los trabajadores.

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Críticas

Sus detractores, que también rechazaban la permanencia de Espinoza en la presidencia de la FTC, acusan que durante su gestión que terminará en 2021 Olguín será manejado por el dirigente histórico, por lo que temen su independencia en el puesto. Por todo ello, su máximo desafío será reunificar a la FTC, tras el quiebre interno generado hace pocas semanas.

Justamente, la previa de la llegada de Olguín estuvo marcada por las polémicas, ya que semanas antes de su nominación como presidente se generó el quiebre interno de la FTC, luego que dirigentes de la División Chuquicamata de Codelco, encabezados por Héctor Roco, sacaran a Espinoza de la presidencia tras 25 años, acusándolo de falta de conductividad y de alinearse con los intereses de la empresa.

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Tras ese evento, Roco quedó al mando de la FTC, pero su liderazgo duró sólo dos semanas, terminando tras el Congreso Anual de la Federación en La Serena, donde, para evitar la censura de la mesa de directores -a la que acusaron de realizar una especie de "golpe de estado"-, se decidió convocar a nuevas elecciones que terminaron con el nombramiento de Olguín como presidente.

En esta nueva estructura, Espinoza, quien, además, es director de Codelco ocupando el cupo de los trabajadores, sigue siendo consejero de la FTC. Mientras, los dirigentes Daniel Díaz, Sergio Morales y Amador Pantoja, quedaron en los puestos de vicepresidente, secretario general y tesorero, respectivamente.

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Pese a esta nueva reorganización de la FTC, se rumorea que las aguas no quedaron quietas y que incluso se estaría generando un movimiento en Chuquicamata para la creación de la denominada FTC Norte. De concretarse, esta estaría bajo el liderazgo de Roco, Cecilia González y Héctor Guerrero, generando así un quiebre definitivo de la FTC tal como se conoce hoy.