EL Desierto de Atacama no sólo acoge a la principal fuente de la economía chilena, el cobre. También es el lugar con mayor radiación solar de la Tierra, con más de 1.200 w/m2 y cielos soleados durante el 82% del año.
Por esta razón, muchas grandes empresas multinacionales, comenzaron hace unos años a desarrollar y concretar gigantescos proyectos de energía solar fotovoltaica para suministrar a los yacimientos mineros y a la zona norte en general. Se estima que en Chile hay instalado 1,3 GW de capacidad energética en paneles fotovoltaicos a gran escala -la mayoría en el norte- generando un auge de esta tecnología.
Pero el precio del cobre bajó, muchas inversiones se frenaron y el desierto se quedó con una gran cantidad de energía solar disponible, que supera con creces a lo que se utiliza. En otras palabras, la energía se está perdiendo. “Hoy, el sector de grandes plantas está absolutamente paralizado”, dice Alejandro Iza, director de desarrollo de negocios para Latinoamérica de la Unidad Solar de Schneider Electric. “Chile está perdiendo mucho volumen de generación, porque no hay capacidad de evacuar esa energía. Si se explotara este potencial solar, sería uno de los mayores exportadores de energía de América Latina”, agrega el ejecutivo.
De la cantidad de megawatts de proyectos de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) actualmente en operación, un 40% (1.267 MW) corresponde a solar fotovoltaica (ver tabla). Luego viene la eólica (30,4%) y la biomasa (13,9%). Según datos de la Comisión Nacional de Energía (CNE), a enero de 2016, los proyectos en construcción de plantas fotovoltaicas en el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING) representaban un 37% del total de iniciativas de plantas de energía, seguidas por el carbón (33%) y el gas natural, con 20% (ver gráfico).
Se estima que en los próximos cinco años, la capacidad en plantas fotovoltaicas aumente a un máximo de 2 GW. “Lo más posible es que después de llegar a ese nivel, la cifra se estanque o crezca a una velocidad lentísima. Por eso, el sector está tan complicado. Incluso, hay una planta ubicada en el sector de María Elena (Región de Antofagasta) que está regalando la electricidad”, comenta Peter Horn, CEO de Heliplast, compañía chileno-alemana de soluciones fotovoltaicas con más de tres décadas en el rubro.
Uno de los grandes perjudicados en este panorama ha sido la empresa estadounidense SunEdison, que luego de un proceso de quiebra, a fines de abril concretó el traspaso de sus activos a Colbún, la segunda mayor generadora de energía en el SIC. La transacción involucra el traspaso de dos proyectos de energía solar fotovoltaica en desarrollo: Parque Solar Olmué (145 MW de capacidad instalada) y Parque Solar Santa Sofía (57 MW). Si bien, ambas plantas no están en el norte, son parte de la misma crisis de este sector.
La esperanza
La energía solar en el norte se pierde porque, a diferencia de las plantas termosolares -que son capaces de acumular energía solar para utilizarla en otro momento-, las instalaciones fotovoltaicas generan energía sólo durante el día, sin almacenarla. Y es tanta la que producen, que satisface totalmente las líneas de transmisión... y les sobra con creces. ¿Por qué no enviar esta energía al centro y al sur de Chile? Simplemente, porque aún no está lista la unión del Sistema Interconectado Central (SIC) y el SING. Este ensamble, denominado Transmisora Eléctrica del Norte (TEN) -en construcción por parte de la empresa francesa Engie-, estará operativo en agosto de 2017. Con una inversión total de US$860 millones, tendrá una capacidad de transmisión de 1.500 MW por circuito.
Mientras tanto, quienes invirtieron en paneles solares, simplemente esperan la unificación de ambas líneas.
¿Se arreglará el problema de la pérdida de energía solar fotovoltaica definitivamente con TEN? Si bien es una excelente noticia para el sector eléctrico, aún hay un tema que solucionar. Este puente entre el SING y el SIC será una supercarretera eléctrica que comienza en Mejillones y termina en Copiapó, uniendo a todo Chile. Pero de Copiapo hacia el sur, la línea no está preparada para recibir una inyección tan fuerte de energía.
Para solucionarlo, la compañía colombiana ISA está construyendo una red paralela denominada Polpaico-Cardones, proyecto de 753 kms. que llegará hasta la Región Metropolitana. Su inauguración estaba planeada para el verano de 2018. “Sin embargo, las obras comenzaron más tarde de lo planeado y presenta algunos problemas con las comunidades por donde pasa, lo que podría obligar a aplazar la fecha”, comenta una fuente del sector eléctrico.
Por otro lado, a pesar de que ambas líneas pueden llevar la energía sobrante desde el desierto al centro del país, las grandes inversiones en infraestructura fotovoltaica están enfocadas en gran parte a las empresas mineras, que aún no están muy convencidas de seguir desarrollando y manteniendo este tipo de plantas. “Tanto el Gobierno como el sector privado se entusiasmaron con la meta inicial de lograr que a 2025 un 25% de la energía generada proviniera de las ERNC. El problema es que llenamos muy rápido la cuota correspondiente para la energía solar”, agrega Horn.
Termosolares
Chile también podría aprovechar el alto nivel de radiación para construir plantas termosolares. El problema es que la inversión es muy alta, por lo cual no hay muchos incentivos. Menos aún si el cliente natural es la industria minera.
El gran proyecto de este tipo para América Latina comenzó a construirse hace unos años por la española Abengoa, uno de los actores mundiales más importantes en este ámbito. Se trataba de un campo de paneles fotovoltaicos de 700 hectáreas que acumularía la energía en una torre de 250 metros, en la Región de Antofagasta.
En 2014, el director ejecutivo de Abengoa, Manuel Sánchez, declaró con entusiasmo: “Estamos construyendo una mina de sol. La mayor del mundo. Con 112 plantas como ésta, Chile sería autónomo en materia energética”. Pero un año después, Abengoa comenzó una gran crisis financiera, que la tiene redefiniendo todas sus estrategias y dejando varios proyectos en pausa, como el de su planta en Chile.