La política internacional de la administración Bachelet se caracterizó por su foco regional, aunque de todos modos Michelle Bachelet es una figura global. La compleja relación con Bolivia y las difíciles definiciones respecto del régimen de Nicolás Maduro, son algunas de las áreas distintivas de su gestión.
En medio de la crisis social, política y económica de Venezuela, La Moneda adoptó un rol más activo. No sólo emuló una colaboración histórica con ese país y con quienes buscaban protección y asilo, como el presidente del Partido Copei, Roberto Enríquez, en la residencia del embajador Pedro Ramírez en Caracas, o con los cinco magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, que permanecen refugiados en Chile, o con el diputado de la suspendida Asamblea Nacional, Freddy Guevara, que también pidió protección ante "inminentes amenazas".
[ze_adv position="adv_300x100" ]
Chile fijó posiciones ante el gobierno de Nicolás Maduro y la región, declarando como "ilegítima" a la Asamblea Nacional Constituyente, emitiendo duras declaraciones y condenando "el quiebre del orden democrático". En ese escenario, el gobierno de Michelle Bachelet, y la Cancillería de Heraldo Muñoz, endurecieron el tono apelando a defender la libertad de los pueblos, la democracia y los DDHH. Ese accionar le ha costado las críticas del Partido Comunista.
La participación en el bloque integrado por 14 países de América Latina, el Grupo de Lima, llevó a respaldar medidas y exigir al líder chavista reconsiderar el llamado a elecciones en abril y a restarlo del encuentro de las Américas que se celebrará en Perú.
[ze_adv position="adv_300x250-A" ]
En el resto del mundo
El liderazgo de la Presidenta fue reconocido internacionalmente, ocupando el cuarto lugar entre las mujeres más poderosas del mundo según el último ranking de la revista Forbes. El puesto la llevó a superar a figuras como la hija del Presidente de EEUU, Donald Trump, Ivanka Trump, y a la Reina Isabel II.
Bajo su mandato, la ofensiva chilena decidió demandar a Bolivia ante La Haya por el río Silala, con el objetivo de demostrar que esas aguas son internacionales y de anteponerse a las amenazas de Evo Morales, con quien las relaciones ya eran más que tensas, por el reclamo interpuesto en 2013 en la Corte Internacional de Justicia donde Chile tiene la obligación de negociar con La Paz por un acceso soberano al Océano Pacífico. Hoy ambas defensas afinan detalles de cara a los alegatos orales del juicio previsto entre el 19 y el 28 de marzo en Holanda, donde el Presidente electo, Sebastián Piñera, confirmó al mismo equipo jurídico de Bachelet.
[ze_adv position="adv_300x250-B" ]
La región fue primera prioridad en el segundo gobierno de Bachelet, a pesar de que en esta oportunidad la mandataria pasó de estar acompañada de pares políticos como Cristina Fernández y Dilma Rousseff a Mauricio Macri y Pedro Pablo Kuczynski. La Presidenta jugó un papel esencial en las negociaciones de paz sostenidas entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la ahora ex guerrilla de las FARC, tanto así que durante la ceremonia celebrada en Cartagena de Indias el 27 de septiembre de 2016, fue ovacionada por la multitud, confirmando su apoyo para las conversaciones con el ELN.
[ze_adv position="adv_300x250-C-net" ]
Los invitados ilustres no estuvieron fuera agenda. Hace unas semanas Bachelet recibió con un Chile más frío que el de hace 30 años, la histórica visita del Papa Francisco, cargada de controversias ante los últimos casos de abusos sexuales en la Iglesia Católica.
En materia comercial, la presencia por primera vez de Xi Jinping en el país, sirvió para sentar las bases de una alianza estratégica con China ante la salida de EEUU del TPP. Sin embargo, lo último, no impidió que Chile se dedicara a salvar el emblemático pacto comercial. El próximo 8 de marzo los ojos del mundo se posarán en Santiago para la firma del acuerdo entre 11 economías, ejerciendo un protagonismo más que relevante en el proceso y cerrando con broche de oro la gestión Bachelet, a tres días del cambio de mando.