La visita que realizó el ex Presidente, Ricardo Lagos, al mandatario electo, Sebastián Piñera,el martes pasado revivió una inesperada polémica sobre el rol que ejerció el ex jefe de Estado en la campaña de Alejandro Guillier.

Es que en la semana de recriminaciones cruzadas post derrota electoral, personeros del Partido Comunista cuestionaron la visita del ex mandatario y lo compararon con el apoyo que dio al otrora candidato presidencial de la Nueva Mayoría. De hecho, a la crítica ayer también sumó la diputada electa del PC y abogada de DD. HH., Carmen Hertz, quien a través de su cuenta de Twitter escribió que "la colaboración y entusiasmo de Ricardo Lagos por Piñera es concordante con su entusiasmo neoliberal".

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El tema generó una nueva tensión y obligó el PPD - partido que fundó y en el que milita Lagos- a salir en defensa del ex mandatario.

Así a través de un comunicado, señalaron que la reunión con Piñera se debía a una invitación del Presidente electo en el "contexto republicano de diálogo político" y que Lagos "concluida la elección en primera vuelta el 19 de noviembre pasado, no dudó un instante en realizar un gesto explícito de apoyo y espaldarazo al candidato presidencial de la Nueva Mayoría, Alejandro Guillier, lo que se materializó en un video ampliamente difundido".

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Párrafo seguido, sin embargo, aseguraron que el rol del ex Presidente en la campaña también se vio limitado por decisión de los colaboradores más cercanos al senador por Antofagasta. "El diseño de la campaña de segunda vuelta, elaborado por el equipo íntimo del candidato Alejandro Guillier, no consideró la participación del ex Presidente Lagos Escobar, razón por la que su rol sólo se enmarcó en el respeto a las decisiones del abanderado oficialista", explicaron en el texto.

Desde el PPD han sido críticos con el papel que jugaron los "orejeros" de Guillier, como su jefe de gabinete, Enrique Soler; el publicista y ex encargado de comunicaciones, Juan Forch; y también su hijo, Andrés Almeida; grupo donde se habría zanjado la estrategia de tener un sello más "ciudadano" y más distante de las figuras políticas tradicionales como la de Lagos. De hecho, en el partido que lidera el ex alcade Gonzalo Navarrete, también se ha discutido que esta mirada repercutió en la relación entre el senador y los partidos oficialistas que apoyaron su candidatura.

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