La fusión que aún se encuentra en conversaciones, uniría la fortaleza de Mattel en la categoría niñas y el dominio de Hasbro del lado de los juguetes para niños,  y convertiría a la empresa en un competidor más grande que Lego, el mayor fabricante de juguetes de Europa, que ha crecido más que cualquiera de sus rivales estadounidenses.

Por esto, antes de fusionarse, ambas compañías necesitarían obtener la aprobación de funcionarios antimonopolio en Washington, que cada vez se oponen más a los acuerdos que unen a los actores dominantes de un solo sector.

La evaluación antimonopolio, que probablemente recaerá en la Comisión Federal de Comercio, dependerá de la amplitud con la cual los funcionarios definan el mercado, según Jonathan Kanter, abogado en Cadwalader, Wickersham Taft LLP de Washington.

Si la evaluación se centra específicamente en cada sector de las compañías, en categorías específicas de juguetes, el acuerdo tal vez podría obtener una aprobación sujeta a la venta de algunas líneas de productos, explicó Kanter.

Si los funcionarios a cargo adoptan una visión más amplia y consideran que la combinación une a dos de los fabricantes de juguetes más grandes del país, dejando solamente a Lego A/S de Dinamarca como el siguiente mayor competidor, el acuerdo podría enfrentar muchas dificultades, sostuvo el abogado.

“¿Lo analizarán a través del enfoque tradicional de los últimos 20 años que se ha centrado mayormente en definir mercados estrechos y evaluar la fusión segmento por segmento?”, preguntó Kanter.

“¿O continuarán la tendencia de analizar los acuerdos en forma más holística y examinarlos sobre la base del impacto más amplio? En definitiva, eso es lo que determinará el destino del acuerdo”, planteó.