Los efectos macroeconómicos que en 2017 tuvieron para Chile los 43 días de huelga en Escondida, minera operada por BHP Billiton, aún están frescos en la memoria. El registro de -1,3% en el Imacec de febrero del año pasado es una de las consecuencias más plausibles que tuvo en la actividad económica del país, las que se siguieron sintiendo incluso hasta el segundo trimestre del año pasado.
En los primeros días de junio la empresa tendrá un nuevo protagonismo, dado que volverá a negociar con el Sindicato 1, luego de que en marzo pasado se prorrogara por 18 meses el último contrato colectivo, de acuerdo con lo establecido en el artículo 369 del Código del Trabajo (todo ello, previo a la aplicación de la actual Reforma Laboral). Dado que para que se vuelvan a sentar en una mesa debía estar zanjado el tema de los servicios mínimos, la empresa acudió a la Dirección del Trabajo para aclarar cuál sería la dotación con la que se contaría en caso de huelga. La DT nacional acogió de manera parcial un recurso jerárquico interpuesto ante ella por Escondida, elevando de 172 a 176 la dotación que estará activa ante una eventual paralización, lo que está muy por sobre los 80 trabajadores que funcionaron como equipo de emergencia en el paro de 2017, bajo la anterior legislación.
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Sin duda que se trata de una buena noticia no sólo para la empresa, sino también pensando en las consecuencias que tiene para la economía de la zona en la que se ubica la mina y para el país en su conjunto que paralice la mayor mina de cobre del mundo. Dado ello, el pronunciamiento de la Dirección Nacional de la DT era esperado por la industria, debido al precedente que podría marcar dentro de la aplicación de la Reforma Laboral bajo la cual se deberá regir la negociación que iniciará Escondida en junio.
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