Una pronunciada baja han experimentado las proyecciones de consumo energético en la minería elaboradas por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) desde hace ya dos años como consecuencia de la acotación y paralización de proyectos mineros.
Este miércoles, el director de estudios y políticas públicas de la entidad, Jorge Cantallops, indicó que para el año 2026 la demanda esperada de electricidad de las empresas de la gran minería del cobre llegará a 34,1 Tera Watts-hora (TWh), lo que implica que se requerirá agregar una capacidad de generación eléctrica de 1.717 MW en los próximos diez años.
El 2015, la industria nacional consumió 22,24 TWh, de los cuales 60% lo consumieron las concentradoras, seguido de lejos con un 20% el proceso de LX-SX-EW y con un 6% los procesos de refinería. Sin embargo, hacia 2025 la entidad estima que los procesos de concentración se llevarán el 65% del consumo energético. Esto porque gran parte de los proyectos de expansión y nuevos proyectos mineros son de concentrados de cobre.
Un proceso importante que emergerá como segundo lugar en el consumo eléctrico, es el de desalinización e impulsión. Ello es una consecuencia del aumento de operaciones de concentración, proceso que es intensivo en el empleo de agua, insumo ya escaso en las regiones del Norte.
Hace un año, se estimaba que en la próxima década -es decir, entre 2015 y 2025- el consumo esperado sería de 39,47 TWh y un año antes se estimaba que para el 2023 se requerirían 40,7 TWh. Es más, el estudio de 2013 incluía estimaciones para 2025 e indicaba que la demanda de electricidad 41,1 TWh, 17% por debajo de la nueva proyección.