Una nota elaborada por PULSO ha mostrado que diez proyectos hidroeléctricos -incluyendo a HidroAysén, que fue cancelado por no ser factible en términos económicos- se han caído en los últimos años en el país, superando los 5 mil MW, lo que equivale a diez centrales Alto Maipo. El dato obliga a una reflexión: históricamente, salvo en el Norte Grande, Chile construyó su matriz energética sobre un recurso renovable y poco contaminante como es el agua (que por cierto tiene como externalidad el efecto en el paísaje de las zonas en que se emplazan las centrales y redes). Hoy, sin embargo, la presión ambientalista y un cierto clima adverso por parte de la opinión pública, han hecho inviables las hidro y el país depende de la energía termoeléctrica (cuyo combustible es mayoritariamente importado y contamina más) y una apuesta incierta por las energías renovables no convencionales (ERNC).

[ze_adv position="adv_300x100" ]

En este escenario, las estrategias de las generadoras líderes han divergido profundamente, a lo que no es ajeno el factor político nacional de sus controladores. Sin duda es muy complejo -y podría llegar a ser riesgoso- que sin mayor reflexión nacional, sino como efecto de los hechos, el país abandone una fuente de energía que cimentó su progreso por un período importante de tiempo.