En Gondo, una localidad de los Alpes suizos, cerca de la frontera con Italia, en un local sin ventanas, 900 tarjetas gráficas, el equivalente de 150 computadores, generan criptomonedas las 24 horas del día, haciendo revivir este antiguo pueblo de buscadores de oro.

"Es muy interesante desde un punto de vista histórico", dice el vicepresidente del pueblo, Paul Fux.

"Teníamos minas de oro famosas en el mundo entero hasta finales del siglo XIX. Ahora nuevos mineros (así se conoce a quienes garantizan el funcionamiento de los sistemas de criptomonedas), jóvenes, vienen y vuelven a lanzar una explotación", explica.

En el local de Alpine Mining, una quincena de grandes tubos expulsan el aire caliente producido por el material informático e "introducen 30.000 m3 de aire por hora en la sala" de 96 m2 para refrescar los centenares de tarjetas gráficas alineadas en filas de estantes metálicos, explica su director, Ludovic Thomas, cuya voz apenas se oye entre el ruido incesante de la sala.

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Los supercalculadoras, controladas por los informáticos de Alpine Mining, se encargan de resolver ecuaciones matemáticas muy complejas para crear un "blockchain", un protocolo informático similar a una gigantesca base de datos pública, segura y compartida.

Los bloques de transacciones codificados y autentificada se añaden los unos a los otros, formando una cadena de bloques.

Las aplicaciones de esa tecnología son múltiples, pero la más famosa es la que permite la creación de criptomonedas como el bitcóin. Cuanto más potentes son las máquinas y, por tanto, más energía consumen, más rápidamente se genera la moneda.

La llegada de esa empresa emergente suiza, que se instaló hace siete meses en Gondo por el precio muy bajo de la electricidad, ha sido un soplo de aire fresco para el pueblo, marcado por una tragedia desde el año 2000, cuando lluvias torrenciales provocaron un corrimiento de tierra que arrasó a parte de los edificios dejando 13 muertos.

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Cerca del primer centro seguro de la compañía, situado en un lugar que debe permanecer secreto, unas gallinas recorren el patio de una de las pocas casas de este pueblo suizo especialmente exiguo, dominado por acantilados, situado en la frontera con Italia y en la confluencia de dos torrentes.

Un poco más lejos, un segundo centro de creación de monedas virtuales está en construcción.

"La gente está feliz de ver a jóvenes, de ver que la vida puede regresar", celebra Thomas, de 26 años.

Desde el corrimiento de tierra, el municipio trataba en vano de atraer a empresas para evitar la muerte del pueblo, explica Fux, que se alegra de que los seis jóvenes informáticos de Alpine Mining hayan sobrevivido a su primer invierno en la montaña.

Pueblo fantasma  

En el local donde se genera la moneda virtual, el calor, que alcanza los 41ºC, es asfixiante. Luces naranjas y verdes parpadean mientras Thomas comprueba el sistema de ventilación de las tarjetas gráficas.

Su ropa moderna y sus tatuajes en los brazos contrastan con el estilo montañés de los cerca de 50 habitantes de Gondo.

El municipio alquila dos viviendas a los "mineros" en el ayuntamiento.

Tras la catástrofe del año 2000, "no regresaron todos los habitantes", cuenta Fux. En 2017, la administración de aduanas se trasladó incluso a otra localidad, y unas de las tres gasolineras del pueblo cerró, lamenta el responsable político.

Gondo se convirtió en una especie de pueblo fantasma donde sin embargo pasan "400 camiones al día", puesto que se sitúa a apenas dos horas de Milán, dice Simon Squaratti, un empleado del ayuntamiento.

La mayoría de los edificios del pueblo están vacíos, dice Ludovic Thomas. No hay escuelas ni panaderías ni tiendas ni cafeterías.

Pero la llegada de Alpine Mining podría cambiar la situación. A primeros de marzo abrió un primer restaurante en Gondo.

Y "una decena" de empresas, todas activas en la creación de criptomonedas, quieren instalarse en el pueblo, anuncia orgullosamente Fux. El municipio espera que las autoridades cantonales aceptan transformar terrenos en zonas edificables, dice.

 ¿Por qué Gondo?

"Tenemos las tarifas eléctricas más baratas de Suiza" porque el municipio "ofrece precios competitivos para atraer" a empresas, asegura el director de Alpine Mining.

"Además podemos reducir nuestros costes de enfriamiento aprovechando el clima alpino", añade.

Pero el crecimiento de su empresa sigue limitado en este pueblo que sólo tiene un transformador.

"El 'minado' (creación de criptomonedas) se compara a menudo con el 'goldrush' (la fiebre del oro). Pero actualmente es el 'cryptorush', dice Ludovic Thomas, que tiene prisa por abrir otros centros en el cantón suizo del Valais, donde se genera cerca de un tercio de la producción hidroeléctrica suiza gracias a seus 219 centrales, según datos oficiales.