El rico estado gasífero de Qatar ha gastado más de US$3 mil millones durante los últimos dos años en financiar a la rebelión en Siria, superando a cualquier otro gobierno, pero ahora está siendo empujado hacia un lado por Arabia Saudita, como principal fuente de armas a los rebeldes.
El costo de la intervención de Qatar, su último esfuerzo por respaldar la revuelta árabe, equivale a una fracción de su cartera internacional de inversiones. Pero el apoyo financiero de la revolución, que se ha convertido en una dramática guerra civil, opaca el respaldo occidental a la oposición.
En docenas de entrevistas con Financial Times, los líderes rebeldes sirios en el extranjero, así como funcionarios regionales y occidentales han descrito el rol de Qatar en el conflicto de Siria, una creciente fuente de controversia.
El pequeño Estado, con un descomunal apetito, es el mayor donante a la oposición política, ofreciendo generosos paquetes a los desertores refugiados -una estimación calcula en US$50.000 al año para el desertor y su familia-y ha proporcionado una gran cantidad de apoyo humanitario.
En septiembre, muchos rebeldes en la provincia siria de Aleppo, recibieron un salario mensual de US$150 cortesía de Qatar.
Personas cercanas al gobierno de Qatar dicen que el total del gasto ha llegado hasta los US$3 mil millones.
Para Qatar, el país con la tercera mayor reserva de gas del mundo, esta intervención en Siria es parte de una agresiva búsqueda de reconocimiento y es simplemente el último capítulo en su intento de establecerse como una potencia en la región, a raíz de su apoyo a los rebeldes de Libia, quienes derrocaron a Muammar Gaddafi en 2011.
De acuerdo al Instituto de investigación Internacional de la Paz de Estocolmo, que monitorea la transferencia de armas, Qatar ha enviado la mayor cantidad de armas a Siria.