Tras lograr el sábado 29 ser investido como presidente del Gobierno hispano, Mariano Rajoy reformuló ayer su equipo de ministros; en la operación, sacó a figuras desgastadas y de mayor edad, pero entregó dos señales clave: confirmó a su vicepresidenta de Gobierno y al titular de Economía. Esto se puede leer como la mantención de su línea política y la reafirmación de una estrategia de recuperación económica que tiene a España creciendo sobre 3% en una trayectoria que se mantuvo, a pesar de la inestabilidad en el Ejecutivo de casi un año (lo que releva las autonomías relativas de las esferas política y económica). Rajoy ingresa a su segundo mandato gracias a la dividida abstención del PSOE, que no podía arriesgarse a unas terceras elecciones, donde sí lo habría sobrepasado Podemos. La nueva legislatura del PP se vislumbra compleja, debido a que estará en franca minoría y enfrentará intentos por derribar su agenda y proyectos, desde las instituciones, como lo intentarán los socialistas, o también desde la calle, como lo ha anticipado la izquierda de Podemos. A su favor Rajoy dispone de la facultad de disolver el Congreso (ya lo sugirió), mientras el PSOE se adentra en una crisis que no se resolverá pronto. Los primeros indicios de ayer apuntan a cambios para combatir la corrupción y renovación generacional, mientras debe enfrentar el desafío que supone Cataluña y su intento independentista.