EL columnista de Financial Times, Niall Ferguson, ha recibido fuertes críticas por una nota que escribió en Newsweek, bajo el provocativo titular: “Barack, toma el camino”.

Entre las variadas quejas, los críticos pusieron el grito en el cielo a través de un gráfico que muestra que el Fondo Monetario Internacional (FMI) predice que, según las tendencias actuales, China superará a EEUU como la mayor economía del mundo en 2017.

Tienen un punto. Nadie discute esta afirmación (en un gráfico titulado “Una nación que pierde terreno”). Pero este evento no sería culpa de la política económica del presidente Obama en Estados Unidos, o sus predecesores. China tiene cuatro veces la población de EEUU, la paridad significaría que los estadounidenses serían todavía en promedio cuatro veces más ricos.

De hecho, las empresas de EEUU y la economía estadounidense necesitan desesperadamente que China siga creciendo. Obama no tiene por qué avergonzarse cuando la economía china supere a la de EEUU, pero debería perder mucho sueño ante cualquier sugerencia de que China pueda no hacerlo.

Sobre esta base, China debería estar causando noches de insomnio en la Casa Blanca. Las últimas estimaciones sobre el poder de compra de China, diseñado para que 50 puntos sea la línea divisoria entre expansión y recesión, se encuentran ahora en un mínimo de nueve meses de 47,8 puntos.

Los analistas occidentales están notoriamente nerviosos por los datos oficiales chinos. Sin embargo, los precios de los commodities son una especie de prueba de la verdad. Los precios del hierro, impulsados casi exclusivamente por la demanda china, han caído en un tercio desde abril. Los precios del cobre también están sumidos en un descenso.

Los mercados de valores también están elevando las banderas rojas. El mercado nacional de valores de China es el más llamativo. El índice Shangai Composite cayó la semana pasada a un mínimo no visto desde marzo de 2009, el mes en que los mercados del mundo desarrollado comenzaron su gran recuperación. Es un 66% desde su máximo de 2007, y tiene un rendimiento inferior al S&P 500 en un 32% desde el comienzo del año pasado.

Es cierto que las acciones de Shangai han disfrutado de una clásica burbuja especulativa en 2007. Su colapso sigue un patrón típico después de estos incidentes. En cualquier caso, el crecimiento del mercado de valores no está estrechamente ligado al crecimiento económico, al menos sobre una base año a año.

Pero luego hay que ver la manera desastrosa en que las acciones chinas se han abierto a los inversionistas occidentales, representados por el índice MSCI de China, las que están bajo el desempeño del índice MSCI de acciones de Estados Unidos. Desde principios del año pasado, el índice ha estado por debajo del 26%. Sin embargo, esta medida también es imperfecta. Grandes compañías estadounidenses están muy expuestas a la economía china.

Cuando las acciones occidentales son analizadas por su exposición a la economía china, el problema se hace más evidente. Las canastas de grandes acciones europeas de Deutsche Bank divididas de acuerdo a sus exposiciones internacionales, muestran que las empresas expuestas a China han tenido un desempeño 40% menor que las expuestas a Estados Unidos desde fines de 2010. Esto ha sido impulsado principalmente por las empresas mineras, que no pueden contrarrestar la alarma de los inversionistas sobre el intento de China para reorientar el crecimiento fuera de los proyectos de inversión, sino que hacia el consumo.

Los precios de las acciones mineras ya parecen descontar adecuadamente los bajos precios de las materias, y de hecho parece que se les proyecta hacia el futuro.

A nivel mundial, las empresas de materiales han tenido un desempeño peor que el de los mercados de valores desarrollados en su conjunto en un 20% desde principios del año pasado, de acuerdo a los índices MSCI.

A algunos sectores les va mejor. A las empresas de bienes de lujo, también fuertemente expuestas a China, les ha estado yendo muy bien.

Pero esto no es sólo un problema para las mineras. El mensaje central de lo que los ejecutivos de otras industrias están diciendo a sus inversionistas sugiere que ellos también están preocupados por las consecuencias de las decisiones de inversión en China. En combinación con los riesgos políticos en Europa y EEUU, esto ha llevado a muchas de las decisiones a ser pospuestas.

Uno de los temores de Goldman Sachs es el crecimiento mundial. La mayor esperanza para los ejecutivos es que China rebote y ejecute su giro hacia el crecimiento de manera exitosa. IBM, por ejemplo, reportó un crecimiento fuerte en ventas de computadores.

Todos necesitan rezar para que China de hecho supere a Estados Unidos a tiempo, en tres años más. Eso ayudaría a los estadounidenses a volverse más ricos.

COPY RIGHT FINANCIAL TIMES

© The Financial Times Ltd, 2011.

Debes saber

¿Qué ha pasado?
Paradojicamente, a Estados Unidos le conviene que China lo supere en 2017, sin embargo, los vientos no están soplando tan a favor de China.

¿Por qué ha pasado?
Los índices de valores de China han tenido un negativo desempeño este año, mientras la economía continúa desacelerándose.

¿Qué consecuencias tiene?
La economía mundial, y de paso EEUU, dependen de que China se siga expandiendo fuertemente.