Las amenazas de aranceles en represalia por parte de Estados Unidos y China alimentaron los temores de que estuviera comenzando una guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo, lo cual hizo que los futuros de las acciones estadounidenses cayeran y los valores europeos y asiáticos se desplomaran.
El miércoles, equiparando la magnitud de los aranceles estadounidenses propuestos el día anterior, China dijo que impondría un gravamen adicional de 25% sobre importaciones estadounidenses por valor de US$50.000 millones que incluyen la soja, los automóviles, los productos químicos y los aviones.
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Este gesto agrava el riesgo de una guerra comercial entre las dos naciones con mayor actividad comercial del mundo, en tanto la ofensiva más reciente del gobierno de Trump se funda en presuntas violaciones de la propiedad intelectual en China. Si bien la disputa se centra en un desequilibrio de la balanza comercial de US$375.000 millones a favor de China, EE.UU. apunta ahora también a los sectores de alta tecnología que China considera que constituyen el futuro para su economía, lo cual impulsa una reacción de enojo.
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"La respuesta de China fue más dura de lo que esperaba el mercado. Los inversionistas no previeron que el país impondría aranceles adicionales sobre productos sensibles e importantes como la soja y los aviones", dijo Gao Qi, estratega de Scotiabank en Singapur. "Los inversionistas consideran que una guerra comercial terminará por perjudicar a ambos países y a sus economías".
Los futuros del promedio industrial Dow Jones se desplomaron casi 2,5% a las 11:56 en Londres en tanto las operaciones a primera hora del S&P 500 cayeron casi 2%. El índice MSCI Asia Pacífico declinó 0,6% hasta el nivel más bajo en casi seis semanas.
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Los objetivos propuestos por Pekín hacen blanco en el núcleo de las relaciones entre ambos países y en algunos de los bienes más sensibles desde el punto de vista político en distritos electorales clave de Trump. Por ejemplo, China es el mayor importador mundial de soja y el principal comprador de soja estadounidense en un intercambio comercial que el año pasado alcanzó el equivalente de unos US$14.000 millones.
Ambas partes han calibrado sus acciones actuales en torno de una cifra equivalente a US$50.000 millones de importaciones -la estimación estadounidense del perjuicio anual que causan a la economía estadounidense las violaciones de propiedad intelectual de China. Ese número representa en líneas generales un tercio de las importaciones chinas procedentes de EE.UU. el año pasado, en comparación con menos de una décima parte de las exportaciones de China hacia EE.UU., según datos del Fondo Monetario Internacional.
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La fecha de implementación de los aranceles impuestos por China en represalia depende del resultado de las negociaciones bilaterales y de las decisiones estadounidenses, dijo el viceministro de Finanzas, Zhu Guangyao, a los periodistas al término de una conferencia de prensa en Pekín. "Ahora, ambas partes establecimos nuestras listas. Creemos que ambos países tienen capacidad y sabiduría como para resolver el problema", dijo Zhu.
La lista estadounidense de gravámenes proyectados sobre más de 1.300 categorías de productos se centró en maquinarias industriales y exportaciones de tecnología de China. El enviado de ese país ante la Organización Mundial del Comercio, Zhang Xiangchen, consideró este hecho como "una violación intencional y crasa de los principios fundamentales de no discriminación y de los aranceles consolidados de la OMC".
El martes, la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. apuntó, entre otros, a los sectores aeroespacial, de tecnología de la información y comunicaciones, robótica y maquinarias. Dijo que eligió los productos con el fin de minimizar el impacto sobre la economía y los consumidores estadounidenses.
Además de tecnologías avanzadas como los satélites de comunicación, la lista estadounidense incluye cosas que van desde distintos tipos de acero hasta componentes de televisores, dispositivos médicos, lavavajillas, máquinas quitanieves y hasta lanzallamas.
"La lista estadounidense indica que el gobierno tiene en la mira la iniciativa 'Hecho en China 2025', mientras que la venganza de China se propone volver a llevar a los estadounidenses a la mesa de negociación", dijo en un correo electrónico Zhou Hao, economista de Commerzbank AG en Singapur.