El sello de Donald Trump se ve con facilidad en su presupuesto 2019, no sólo por el aumento de US$73.900 millones en defensa, 14% más de lo otorgado para 2017 con Barack Obama en la Presidencia, sino que también por los amplios recortes que aplica a programas sociales y otros departamentos. Una reducción de 7,1% en el Medicare y de 22,5% Medicaid, así como 27,4% menos para cupones de alimentos, forman parte de los recortes que ya despertaron molestias entre los demócratas, que no harán fácil el avance del proyecto por el Congreso.

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"La colección brutal de promesas incumplidas y recortes asombrosos del Presidente muestra que no valora el futuro de las personas mayores, los niños y las familias trabajadoras", señaló la líder de la oposición en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. "La insistencia cansina del Presidente en desgarrar la promesa de una atención de salud asequible y de calidad, y su cruel enfoque en recortar inversiones vitales en la seguridad económica de las familias ahogará peligrosamente la fortaleza de nuestra nación".

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En "el universo paralelo del presupuesto de Trump", como titulaban en el sitio web de CNN en inglés, otro ítem golpeado es el que le corresponde a la Agencia Nacional de Protección al Medio Ambiente (EPA), que se reduce en 25%, mismo porcentaje en el que disminuyen los fondos para la Administración de Pequeñas Empresas.

Además, se aprecia un recorte de 42,3% en el gasto no discrecional de defensa, que considera fondos para el Departamento de Estado, ciertos programas de redes de seguridad, gastos de las fuerzas del orden en el FBI y el Departamento de Justicia e investigaciones científicas, a través de los Institutos Nacionales de Salud y la Fundación Nacional de Ciencias.

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Rechazo

Son ese tipo de detalles los que incomodan a los demócratas, que sólo el viernes pasado llegaron a un acuerdo con los republicanos para aumentar el gasto del gobierno federal en US$300.000 millones en dos años. Por lo tanto, no están dispuestos a que se recorte el presupuesto en áreas fundamentales para su agenda.

Además de Pelosi, Bernie Sanders en el Senado sostuvo que "el presupuesto de Trump está moralmente en quiebra y es una mala política económica. Paga por sus deducciones impositivas para las corporaciones ricas y grandes, recortando Medicaid y Medicare y reduciendo del Programa de Seguro por Incapacidad del Seguro Social". De esta manera, subrayó vía Twitter, que "el presupuesto de Trump es el presupuesto de los hermanos Koch, de la clase multimillonaria".

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Pero el mandatario también recibió fuego amigo. Mick Mulvaney, que dirige desde febrero de 2017 la Oficina de Gerencia y Presupuesto gracias a la nominación de Trump, indicó: "¿es equilibrado? No, no lo es (...) No podría decirte usando números sólidos que podríamos equilibrar el presupuesto en 10 años".

Evaluación

En ese marco, se espera que la propuesta del Jefe de Estado sea modificada antes de convertirse en ley. Susan MacManus, académica de la University of South Florida, indicó a PULSO que "el presupuesto de Trump sufrirá cambios en el Congreso" y lejos del alarmismo entre los dirigentes demócratas, precisó que "esto ocurre siempre. Nunca un Presidente consigue todo lo que propone, que es más bien una declaración de prioridades".

Respecto al contenido de la iniciativa, desde The Heritage Foundation, Justin Bogie, analista principal de políticas fiscales, indicó que "si bien demuestra un fuerte compromiso con una defensa nacional, elimina el desperdicio y persigue las tan necesitadas reformas de bienestar, fracasa como una política fiscal sólida".

Fuera del análisis de los expertos, como ocurre usualmente, el mandatario parece haber convencido a sus partidarios. Angelo Gomez, joven de Alabama que participó de la campaña presidencial de Trump, sostuvo que el plan "es exactamente lo que mi país necesita en este momento", argumentando que él "prometió a los estadounidenses drenar el pantano en Washington DC y eso es exactamente lo que hará su propuesta".