El candidato de Chile Vamos, Sebastián Piñera, planteó durante la semana pasada -y lo repitió el lunes en el debate de Anatel- que analizará la creación de una AFP estatal. Aunque la insertó dentro de una apertura más amplia a otras entidades para que concursen por el ahorro previsional, lo cierto es que la oposición siempre ha rechazado, por fundadas razones, a una AFP del Estado. Lo evidente es que las determinantes técnicas para ese rechazo no han cambiado: una administradora de pensiones estatal no mejorará las pensiones de las personas, no necesariamente tendrá una mejor rentabilidad -dado que el marco de inversiones será el mismo en que se deben mover las otras administradoras privadas- y sólo significará un mayor gasto fiscal. Por lo tanto, a todas luces el candidato de la oposición -ante la inminencia de la segunda vuelta- adopta un camino fácil para hablarle al electorado que aún no logra convencer, tomando banderas que por un largo tiempo han sido parte del discurso oficialista.
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Esta abdicación de principios que está haciendo el candidato Piñera puede ser contraproducente a mediano plazo, especialmente porque en un tema tan sensible como el de las pensiones, su apertura hacia una AFP estatal no soluciona el problema de fondo.