La derrota que significó para la Nueva Mayoría el resultado de las elecciones municipales sin duda cambia el escenario para las presidenciales y parlamentarias de 2017. Dado que el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, ha tenido éxito en materia de contener, dentro de lo posible, el gasto fiscal, la presión podría dirigirse hacia proyectos de ley “rentables” en materia de votos para los que irán a la reelección en el Congreso. Algo de esto ya se ha visto, con el oficio que envió la Cámara de Diputados al Ministerio del Trabajo para que reactive la agenda laboral “oculta”, con catorce proyectos laborales que tienden aún más a rigidizar el mercado laboral. Avanzar en el Parlamento en iniciativas de ese tipo, aunque finalmente no lleguen a puerto, no contribuirá a disminuir las incertidumbres para que el sector privado retome el crecimiento. Basta recordar lo sucedido a fines del Gobierno de Eduardo Frei, cuando José Miguel Insulza le puso urgencia a un polémico proyecto que reformaba el Código del Trabajo para darles más atribuciones a los sindicatos, entre otros puntos, en las cercanías de la segunda vuelta de la elección presidencial. Si bien terminó rechazado, en el Gobierno del Presidente Ricardo Lagos acabó transformado en ley. Esto, junto con alzas de salarios sin considerar la realidad económica, influyeron en el alto desempleo al inicio de la década, realidad que sólo pudo cambiar con el boom del ciclo de los commodities.