Muchos ven con buenos ojos la instalación de plantas eólicas en nuestro país, debido a los cientos de kilómetros de costa que hay en Chile. Sin embargo, su intermitencia se presenta como el gran desafío a solucionar.  Para saber más de los beneficios, riesgos y desafíos de esta tecnología, Ricardo López, director  global de energías renovables de Schneider Electric visitó nuestro país, donde participó del seminario “Wind Power”.

¿Cuál es el escenario que se vive hoy respecto a energía eólica?

Hay varios paradigmas asociados a la producción de energía, ya sea solar o eólica, a nivel de construcción de plantas. El costo de construcción de una planta de 100 megavatios es mucho más bajo, por ejemplo, que una nuclear. Además de diez veces más barata. Respecto a la tecnología fósil, no es más cara. Compiten de forma muy similar. De hecho, el tiempo que se tarda construyendo cualquier otro tipo de planta es mucho más prolongado, comparado a una planta eólica.

¿Cuánto demora una planta eólica en estar operativa versus otro tipo de generadora?

Desde el momento en que se consigue el permiso y se da la  aprobación, toma 18 meses para toda la construcción  y la puesta en marcha de la central.

¿Cómo ha sido el avance de este tipo de plantas en el mundo?

Hay muchos paradigmas que no son correctos. Ahora a nivel mundial -la eólica- ha sido el medio de generación de mayor cantidad de plantas construidas. Si toma todo el contexto de tipos de generación, midiendo todo (renovable y no renovable), lo eólico ha contribuido  en más de 38% como nueva capacidad añadida. El único problema, es que se ha concentrado en regiones específicas. Estados Unidos y China polarizan la mitad de las nuevas construcciones desde 2009.

¿Qué pasa a nivel regional?

En cuanto al nivel latinoamericano, podríamos hablar de que se están viendo desarrollos de cierta envergadura en México, Brasil y ahora en Chile. Lo que sí es verdad  es que uno de los inconvenientes de la energía eólica es que produce cuando el viento sopla, no hay secreto ahí. Y a partir de ello es intermitente. Y esa variación no favorece a la compañía que tiene que manejar la distribución o la integración de esa energía, ya sea en sus redes o entregarla para sus clientes. Eso es un gran dolor de cabeza, pero es ese mismo aspecto el que genera los retos para las empresas de tecnología. La idea es desarrollar sistemas que, precisamente, lidien de una manera efectiva, escalable y que,  a medida que  la tecnología va progresando, evite mayores tropiezos para los usuarios.

¿Y Chile? 

México, Brasil y Chile son los que llevan la delantera en la región. Ha habido otros desarrollos en el Caribe, República Dominica y Puerto Rico. Irónicamente, los países que más invierten en energía solar son aquellos que están más cerca del Polo. El menosprecio que se hace del sol en el trópico, me asombra.

¿Cuál es el impacto ambiental de producir energía eólica?

Diría que hay tres impactos relacionados con el ambiente. Uno es visual, el otro sonoro y en la fauna. Todo tiene  muchas partes positivas y algunas negativas. Creo que el  balance está en decir cuál es la que tiene menos impacto negativo y mayor positivo. Quemar combustible, definitivamente, hoy es parte de la conversación ambientalista. El calentamiento del planeta, todo el fenómeno meteorológico al que está ligado, eso no pasa con las plantas eólicas. Tanto el eólico como el hidráulico, son considerados como unos de los más limpios, sino los más inocuos de los existentes.

¿Qué pasa con la fauna?

Entre los inconvenientes está el de las aves migratorias que tropiezan con las plantas y se caen. Pero esas mismas aves tienen los mismo problemas con una chimenea de una planta de generación termoeléctrica o con cables de transmisión o de distribución. Entonces,  la conversación está empatada. No es que las turbinas eólicas maten más pájaros. Probablemente sea incluso menor el volumen si se compara con una línea de transmisión que va a través de miles  de kilómetros. El otro factor es que también se han considerado elementos paliativos a ese problema. Hoy en día hay sensores de ultrasonido que se ponen en las turbinas y generan una señal avisando para que el ave se desvíe. Después, la parte visual. Si ves una turbina en el valle, la montaña o la playa; acá se da bastante un efecto comunitario que se llama “no en mi patio trasero” −esto implica que los ciudadanos están de acuerdo con las energías renovables, pero no con que las plantas estén cerca de ellos−. Acá tiene que sopesar, qué prefiere, si contaminar el ambiente o acostumbrarte a esto. El tercer tópico es la parte sonora. El nivel de ruido que genera una planta al 80% de producción está muy por debajo al nivel un vehículo familiar andando. En términos de decibeles hablamos de 40 . Y los nuevos diseños, son mucho más aerodinámicos, reduciendo considerablemente el volumen.

A la hora de decidir poner una planta eólica, ¿qué factores se toman en cuenta?

El histórico del comportamiento de las corrientes de viento. Hay un estudio que establece un mínimo para poner estaciones. Lo que se hace es medir el viento a determinadas alturas porque a 100-120 metros no es lo mismo que a 50.

¿Cuál es tu mirada a largo plazo de esta energía?

Creo que no es  una mirada que va de la mano a un solo tipo de generación energética. Pienso que a largo plazo, lo que  hay que tener es una generación multifuente. El reto están en equilibrarlo y manejarlo para obtener el máximo volumen de generación y diversidad de plantas. No descarto del todo lo nuclear,  pero sí minimizar su tamaño. Sí me gustaría que se eliminara el carbón, pero tampoco descarto la continuidad con otro tipo de combustible fósil. Debe existir un portafolio diversificado, donde el contenido de renovables con menor impacto sea lo que prevalezca. Las hidroeléctricas deberían fraccionarse en mini y micro hidro. Una de las acciones que se está dando más y más con las hidro es la utilización de ellas como sistema de almacenamiento de energía, donde tienes un embalse por gravedad, lo bajas y generas electricidad y luego, a través de energía renovable usas bombas para poder meter el agua arriba y mantener un ciclo constante.