El economista jefe de Banco de Chile, Rodrigo Aravena, se ubica en la parte optimista del mercado en cuanto a las proyecciones de crecimiento de la actividad, tanto para este como para el próximo año, apostando a una expansión cercana al 4%. Sin embargo, advierte que gran parte de ello será gracias al ciclo, y que el principal desafío es materializar estructuralmente ese crecimiento. En esa línea, observa como clave estabilizar la deuda pública y reducir el déficit estructural, que considera preocupante en su nivel actual.

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¿Qué tan preocupante son los 0,4 puntos adicionales en el déficit estructural informado por el Consejo Fiscal Asesor para el cierre de 2017?

-Este es un elemento que más que justifica hacer una revisión profunda a los aspectos institucionales de la política fiscal. Si miramos la trayectoria que ha tenido las finanzas públicas en Chile, nos damos cuenta de que la deuda pública ha estado aumentando y el déficit fiscal se incrementó en forma muy importante en los últimos 4 años. El aumento de la deuda pública a partir del 2007, un 60% se dio en los últimos cuatro años, y todo esto en un contexto donde existía regla fiscal. Entonces no podemos perder de vista que más allá de los 0,4 puntos -que en sí es preocupante- lo preocupante es por qué la economía chilena tiene un déficit estructural de 2 puntos del PIB.

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¿No ha funcionado la regla fiscal?

-Lo anterior revela que el resultado que ha tenido la regla fiscal a lo largo de tantos años de implementación no ha sido el idóneo. Cuando tenemos una regla fiscal que se ajusta por el ciclo, uno esperaría tener un déficit estructural que sea más bajo o más bien cercano a 0. Entonces está bien preguntarnos qué pasa con ese 0,4 y por ahí puede haber alguna discusión sobre si se puede cerrar o no, es una discusión abierta, pero lo relevante es preguntarse el porqué Chile tiene un déficit estructural de dos puntos del PIB. Eso inmediatamente debiera generar la necesidad de hacer una revisión un poco más profunda a la regla.

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¿Por qué tenemos un déficit de 2% del PIB?

-Por varias cosas. Primero, los parámetros estructurales que guían la regla finalmente no fueron parámetros, fueron variables, sufrieron ajustes continuos, por lo que en su minuto se aumentó el gasto pensando en una economía que tenía una capacidad de crecimiento de 4%, después nos dimos cuenta de que era de 3% o incluso menos, pero en ningún momento en las decisiones futuras se internalizaron esos errores del pasado. Después, que a todas luces el gasto fiscal de los años 2014 y 2015 fue muy alto.

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¿Se puede 'deshacer' esos 0,4 puntos adicionales informados por la Comisión, como dijo Nicolás Eyzaguirre?

-Es importante entender el rol del CFA y su opinión hay que tomarla en cuenta. No me parece 100% obvio que se vaya a cerrar tan rápido, pero más allá de eso, insisto en que, aunque se cierre, esa cifra unida a la tendencia de la deuda, es preocupante y pone la pista un poco más pesada para una consolidación fiscal

Donde no pareciera haber debate es en relación a fortalecer el CFA…

-Sí, y siempre es bueno ver prácticas de países desarrollados. Por ejemplo, en el pasado cuando se planteó la reforma tributaria, haber tenido una estimación detallada de largo plazo quizás vinculante y con mayor autonomía. Entonces el espacio del CFA debiera ser mayor, y así sería si tuviera autonomía, por lo tanto todos los avances en esa dirección por supuesto serían bienvenidos.

¿Es realista pensar en un balance estructural de aquí a 8 años?

-Creo que es bueno, más allá del número, que la trayectoria plantee un objetivo que se reduzca el déficit y que se pueda cumplir, que es lo que no se hizo ahora. En la medida en que se vaya a avanzando en reducir el déficit, per sé será una buena noticia. Las condiciones cíclicas nos acompañan, y Chile tendrá un buen crecimiento este y el próximo año, entonces puede ser un tiempo razonable.

RECUPERACIÓN, PERO CÍCLICA

Dijo que habrá un mayor crecimiento. ¿Cuánto estima la expansión de la economía?

-La economía va a crecer cerca del 4% este año y probablemente también el próximo. Y hay varias razones para aquello. Tenemos una mejora en el crecimiento externo, el mejor precio de los commodities, la muy buena noticia de las mejores expectativas, y el hecho de que esto se traduzca ya en números.

¿Qué podría frustrar este escenario?

El mayor riesgo es no hacer la separación entre recuperación cíclica y recuperación estructural. Eso pasa por inversión, concesiones, etc. Porque crecer un 4% este año y el próximo en ningún caso debe llevar a descansar y pensar que es algo estructural. Además, estamos conscientes de los riesgos externos, no solo con la guerra comercial, sino que también considerar que hay elecciones en la región.

¿Aportará al crecimiento una reducción de la tasa impositiva a las empresas?

En la medida que sea posible, por supuesto.

Hay quienes sostienen que no, y que es una ayuda a los súper ricos…

Al crecimiento lo ayuda. Sería una buena noticia. La pregunta es si se puede hacer o no, considerando los objetivos fiscales. Eso va a considerar el timing y tamaño de un eventual recorte de impuestos.

¿Entonces no comparte la idea de aumentar impuestos para elevar la recaudación y subir el gasto fiscal considerando las demandas sociales?

-Hay cosas que tienen poco espacio de discusión porque los datos están ahí. Hay que hacer una distinción entre datos y opiniones. Tuvimos una fuerte expansión fiscal en los presupuestos de 2014 y 2015. Y cuando vemos los datos, el crecimiento no se aceleró. Vimos una reforma tributaria con alza de impuestos, justificando que eso mejoraría las finanzas públicas, y eso no pasó. Ocurrió un aumento en el déficit. Por lo tanto, argumentar que un mayor gasto genera mayor crecimiento, la evidencia no lo apoya. Ahora, un recorte de impuestos tiene impacto positivo en el crecimiento. Pero a la hora de plantear un cambio tributario, es importante tener la película completa con impacto en crecimiento y cuentas fiscales.