Ronald Coase, el Nobel que exploró por qué existen las empresas
Ronald Coase, el economista británico que murió ayer a los 102 años, jugó un papel esencial en la construcción de los argumentos detrás de la revolución del mercado que se extendió por el mundo en la década de los '80.
Aún así, cuando ganó el Premio Nobel de Economía en 1991, fue por dos artículos publicados casi un cuarto de siglo antes. El primero, "La naturaleza de la empresa", fue concebido cuando era estudiante en un viaje a Estados Unidos y por primera vez entregó una explicación rigurosa de por qué existen las empresas. Las personas creaban empresas, decía Coase, para evitar lo que él llamaba "los costos de comercialización".
Su segundo artículo influyente, "El problema del costo social", llegó 23 años más tarde, en 1960, y demostró que la intervención del gobierno en el mercado era mucho más débil de lo que los economistas habían pensado.
En la teoría económica clásica, los agentes se trasladan sin esfuerzo hacia el equilibrio en un mundo sin fricciones. Sin embargo, en realidad las mercancías se compran y se venden en los mercados -a veces literales, a veces virtuales- donde la vida económica es dominada por las empresas. Las teorías clásicas ignoraban estos acuerdos institucionales: los economistas miraban sólo a los inversionistas, los empleados y los clientes que obtenían, sin costo o intermediación, la información que necesitaban para hacer el negocio.
La necesidad de resolver la tensión entre el modelo y la realidad determinó la dirección de la carrera de Coase. Su idea principal era que los costos de hacer transacciones definen la naturaleza y la forma de las instituciones económicas. En una conferencia en 1932, Coase argumentó que los límites de la empresa moderna son determinados por los costos relativos de la organización del mercado y la dirección jerárquica.
Por ejemplo, una cadena de montaje exige jerarquía debido a que, de lo contrario, los costos de la negociación entre cada etapa de la producción serían demasiado altos. Una rueda se ajusta sólo sobre el eje para el que ha sido diseñada: mando y control son superiores a los mercados en estas transacciones idiosincrásicas.
Medio siglo más tarde, el "hacer" frente a las decisiones de "comprar" serían casos de estudio en las escuelas de negocios. Coase fue el primero en ver cómo este tema define la forma de la empresa moderna.
El economista volvió a Gran Bretaña primero como profesor en Dundee y luego a la Escuela de Economía de Londres, donde publicó sus ideas en 1937.
"La naturaleza de la empresa" tuvo poco impacto en un comienzo. La Segunda Guerra Mundial estalló poco después de ser escrito y Coase se unió al talentoso grupo de jóvenes economistas que fueron reclutados para ayudar en la organización productiva de la guerra.
Tras la guerra, Coase regresó a la LSE y en los años '50 publicó "British Broadcasting: A Study in Monopoly", donde atacó la postura de la BBC. Ahí defendió las ventas del espectro radioeléctrico en ambos lados del Atlántico. Creía que si era tratada como propiedad para ser vendida al mejor postor sería utilizada de manera más eficiente. No obstante, tomó muchos años para que esta idea fuera adoptada como política en Gran Bretaña o en Estados Unidos.
A partir de 1951 pasó algunos años en una relativa oscuridad estudiando los servicios públicos en la Universidad de Buffalo, lo que le llevó a una reflexión más profunda sobre las formas en que las instituciones determinan los resultados económicos y a escribir el artículo por el que se valió su reputación. "El problema del costo social" es, en general, un nuevo enfoque sobre el tema de las externalidades que había preocupado a la generación anterior de economistas. Ahí plantea el caso de las chimeneas humeantes para ejemplificar cuando la producción interfiere con los demás. Sostiene que es más barato para el propietario pagar a las víctimas por el daño de la contaminación, a que éstas se organicen para negociar con el propietario. Es decir, las reglas de responsabilidad jurídicas deben ser evaluadas no por su imparcialidad, sino por su eficiencia y por los costos relativos que imponen.
Este enfoque tiene efectos de gran alcance. Las fuerzas del mercado conducen no sólo las operaciones realizadas en el marco de las instituciones económicas, sino también el diseño de esas instituciones económicas. Una presunción de eficacia se aplica no sólo a los resultados de la economía de mercado, sino también a la estructura social de la que estos resultados surgen.
En 1964 Coase obtiene un puesto como profesor emérito de la Universidad de Chicago, donde pasó el resto de su carrera.
"Las instituciones importan" se ha convertido en un mantra para los economistas. Más que cualquier otra figura en el pensamiento económico, Coase demostró cómo y por qué eso era así.
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© The Financial Times Ltd, 2011.
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