Un minisubmarino estadounidense de rescate zarpó pasado hacia la zona de búsqueda de la nave argentina perdida hace 11 días en el Atlántico Sur, en medio de una alerta por fuentes vientos.
El buque Sophie Siem, encargado de llevar al minisubmarino, se encuentra amarrado en el puerto de Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, y podría zarpar en las próximas horas.
El Servicio Meteorológico Nacional dispuso una alerta por "vientos intensos del sector, cambiando al sector sur hacia el mediodía, con velocidades entre 50 y 90 kilómetros por hora, con ráfagas", según indica en su página de internet.
"Mañana se espera que sean similares las condiciones meteorológicas. No obstante, el Sophie Siem zarpó", dijo a la prensa el portavoz de la Armada, Enrique Balbi.
Las autoridades argentinas informaron el jueves que el submarino habría sufrido una explosión, por lo que muchos familiares de los marinos los dieron por muertos, mientras el operativo internacional se concentra en buscar bajo el agua rastros del navío.
El buque demorará alrededor de 24 horas en llegar al área de búsqueda, a unos 430 kilómetros de la costa y que tiene una profundidad de entre 200 y 1.000 metros de profundidad.
Balbi explicó que se subdividió el área de rastreo para organizar las operaciones de los siete buques alistados para mapear tridimensionalmente el fondo marino.
"Inicialmente hay que localizar el submarino para que después, eventualmente, el minisubmarino embarcado en el Sophie Siem pueda ir al rescate de los 44", explicó Balbi.
Expertos creen que la nave podría estar sobre el lecho marino tras un barrido de la superficie de toda la zona.
A 11 días de la desaparición del submarino, el impresionante operativo internacional de búsqueda y rescate en el que participan cerca de 4.000 personas y unos 30 aviones y barcos de Argentina, Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y Chile, entre otros países, no ha mostrado ningún resultado.
"Estamos en la incertidumbre total", dijo a Reuters María Victoria Morales, madre del tripulante Luis García.
El ARA San Juan, construido en la década de 1980 en Alemania, fue sometido en 2008 a un proceso de "reparación de media vida" que llevó más de dos años e implicó el reemplazo de sus motores diésel y una puesta a punto de sus motores eléctricos, entre otros trabajos de mantenimiento, según datos oficiales.