Perdón por interrumpir las celebraciones, pero el alivio por un acuerdo para evitar el abismo fiscal de EEUU tiene un par de escépticos.

La confrontación de año nuevo se resolvió con un acuerdo que evita que la economía estadounidense se hunda otra vez en recesión, según el consenso. Pero también enrareció las posibilidades de una solución más íntegra para los problemas presupuestarios a largo plazo del país, instaló una pelea terrorífica sobre el techo de deuda federal y podría también haber condenado al país a otra rebaja crediticia.

Los mercados se acercaron al abismo, en el que la mayor economía del mundo impondría alzas tributarias y recortes de gastos a una escala lo suficientemente grande para llevarla de vuelta a la recesión, notablemente con calma, dijo el jefe de tasas y productos securitizados de Barclays, Ajay Rajadhyaksha.

El índice de volatilidad Vix, una medición del miedo del mercado, permaneció apagado, los mercados de capitales no habían retrocedido mucho de sus máximas de invierno (boreal) y los rendimientos del Tesoro de EEUU siguieron sobre sus mínimos. Un alivio poderoso hizo a las acciones y otros activos riesgos subir drásticamente ayer.

Pero todo eso podría cambiar, y el rally podría revertirse, si los republicanos cumplen su amenaza de utilizar el techo de deuda como moneda de cambio en la próxima ronda de negociaciones presupuestarias, que posiblemente lleguen a su culminación cerca de fines de febrero.

Entonces, empezaría un plan de US$1,2 billones (millones de millones) para recortar el gasto federal a 10 años, y habrá que extender una autorización parlamentaria para el actual gasto federal.

También, es aproximadamente cuando el gobierno chocará con su techo de deuda de US$16,4 billones y será incapaz de pagar todas sus deudas.

Si el Congreso no cumple la fecha límite para el acuerdo, el gobierno federal podría cerrarse, fuertes recortes de gasto entrarían en efecto o, en el peor caso, el país caería en impago de bonos.

“A nadie le preocupó que el gobierno de EEUU no logrará ordenar su crédito si cae en el abismo fiscal”, advirtió Rajadhyaksha. “Irónicamente, en ese scenario, su balance mejora a medida que los impuestos suben. Si los impuestos suben para un ciclo de pagos, no es el fin del mundo. Si EEUU llega a su techo de deuda y no cumple un pago de deuda, sin embargo, entonces habrá cruzado el Rubicón”, añadió.

La diferencia de lo que está en juego entre el abismo y el techo puede visualizarse en el índice Vix. Trepó más alto a 22,72 puntos cuando la disputas parlamentarias abrieron la posibilidad de un hundimiento total la semana pasada, pero nunca se acercó al máximo de 48 puntos alcanzado en agosto de 2011, cuando los políticos pelearon por última vez por el límite sobre elevar el techo de deuda.

Por algunos momentos en el invierno de 2011, se pensó lo impensable: concretamente, los bonos del Tesoro, utilizados como colateral en transacciones financieras por billones de dólares y como colchón de los mercados de dinero globales, podrían caer en default.

Incluso sin el comodín del techo de deuda, la perspectiva de una larga pelea presupuestaria podría aún tener consecuencias negativas para el mercado, porque podría aún tener consecuencias para la economía de EEUU.

El economista jefe para EEUU de Capital Economics, Paul Ashworth, afirma que el fracaso del Congreso por hacer un “gran acuerdo”, optando en cambio sólo por un acuerdo tributario más pequeño, prolongó la incertidumbre que restringe el gasto de empresas y el consumidor.

“Habíamos esperado que un acuerdo completo motivaría una ola de gasto por parte de los hogares y empresas que actualmente esperan a un costado, debido a la incertidumbre por la política fiscal”, le dijo a sus clientes, agregando que “cualquier riesgo de impacto positivo a nuestro pronóstico por demanda contenida podría ya no estar, por un par de trimestres al menos”.

Podría existir una volatilidad particular en acciones del sector de defensa, dado que el fiscal cliff retrasó más que renegoció los recortes anuales adicionales de US$55.000 millones al presupuesto del Pentágono que son parte del llamado “sequester”, los recortes de gastos obligatorios. El sector de defensa y aeroespacial tenían un mal comportamiento ayer en el índice S&P 500.

El jefe de estrategia de inversión de Wells Capital Management, Jim Paulsen, estaba entre los optimistas, sosteniendo que incluso un pequeño respiro del drama político sería positivo para los mercados.

“Acaba, por ahora, el abismo y permite a los inversionistas enfocarse para volver a los fundamentos, que no son tan malos. EEUU está creciendo más rápido de lo que muchos piensan. China está re-emergiendo y los miedos calamitosos de la eurozona se calmaron”, acotó.

El gran acuerdo que ha fracasado dos veces pretende recortar el déficit de presupuesto de EEUU en US$4 billones a 10 años, y acercar el ratio déficit/ PIB a un sostenible 3%.

La pregunta abierta es cuánto más las agencias de crédito les darán para llegar a un acuerdo. Barclays, Capital Economics, National Alliance Securities y otras prevén más rebajas este año, además de la que hizo S&P en agosto de 2011. “El Congreso parece sólo acordar en el mínimo común denominador, eso les da una mala señal a las agencias”, alertó Rajadhyaksha.

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