La crisis de Myanmar sigue escalando. El tratamiento del país a su población musulmana rohingya fue descrito formalmente como "limpieza étnica", por el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson. Mientras, la ONU declaró que los cientos de miles de refugiados musulmanes rohinyá que huyeron a Bangladesh para escapar de la violencia están "extenuados" por el trauma que han sufrido durante la crisis.
A esto se suma que el Papa Francisco I anunció que se reunirá con el jefe del Ejército de Myanmar mientras visita el país y con refugiados rohingya más tarde, un día después de que Amnistía Internacional acusara a la nación asiática de someter a un estado de appartheid a los rohingya.
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Todos los movimientos apuntan a un aumento de la presión contra el gobierno que lidera de facto Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz quien ha defendido a su país de no guardar silencio y ha sido condenada por no criticar el actuar de su ejército.
Tras la declaración del estadounidense Tillerson, medios internacionales destacaron que decisión aumentará la presión sobre el gobierno de Donald Trump para aplicar nuevas sanciones a Myanmar, justo cuando comenzaba a recuperarse de décadas de aislamiento económico bajo la anterior junta militar, lo que podría detener el flujo de inversión extranjera al país.
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"Después de un análisis cuidadoso y exhaustivo de los hechos disponibles, está claro que la situación en el norte del estado de Rajine constituye una limpieza étnica contra los rohingya", dijo Tillerson en un comunicado, agregando que EEUU trabajaría a través de las Naciones Unidas y también "buscaría la responsabilización mediante la legislación estadounidense, incluyendo posibles sanciones específicas".
La crisis actual se desencadenó en agosto cuando militantes del Ejército de Salvación Rohingya de Arakán atacaron 25 puestos de la policía y el ejército". Desde entonces, múltiples informes han acusado a las fuerzas de seguridad y vigilantes budistas de atacar indiscriminadamente a musulmanes y de quemar sus aldeas, tras lo que la ONU acusó de "limpieza étnica".
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