La próxima licitación del Transantiago incluirá la incorporación de 90 nuevos buses eléctricos al sistema, lo que supone el primer paso en la conversión de Santiago hacia un modo de transporte más sustentable y limpio. Un signo claro hacia la electromovilidad en las ciudades chilenas.
Esto sucede en un contexto donde el mundo ya le puso fecha al fin de la utilización de autos a combustión. Entre 2025 y 2040, los eléctricos serán quienes se tomen las calles de países como Inglaterra, Alemania, Francia, Holanda y China.
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Si bien en Chile circulan unos 2.419 autos híbridos, eléctricos e híbridos enchufables, el Ministerio de Energía proyecta que al 2050 esta cifra se eleve hasta las 5.000.000 de unidades, lo que equivale a un 40% del parque automotriz.
Esta cartera está impulsando con fuerza la incorporación de sistemas de electromovildidad. Como parte de esta estrategia, Energía participó activamente en la formación de la Agrupación de Movilidad Eléctrica de Chile (Amech). "Chile se está preparando para la llegada de esta revolución tecnológica y, por eso, ya se están desarrollando ciertas acciones que facilitarán la entrada de los vehículos eléctricos durante la próxima década", dijo el ministro Rebolledo cuando se lanzó oficialmente esta entidad.
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La infraestructura es uno de los principales desafíos para la movilidad eléctrica, pues se requieren de redes de carga para los automóviles y los medios necesarios para la mantención de estos equipos. Para hacer frente a este desafío, se están impulsando proyectos que buscan favorecer la masificación de electrolineras.
En ese sentido, Enel ha contribuido a la red de 16 estaciones de recarga interconectadas en Santiago. La compañía está trabajando con las principales distribuidoras de combustibles del país para establecer una ruta nacional de puntos de reabastecimiento para este tipo de vehículos, lo que supone un importante paso la mejora del sistema. "Estamos impulsado decididamente la movilidad eléctrica en Chile, basada en una energía limpia y de menor precio en comparación con los otros combustibles. Tenemos la capacidad de dotar de la infraestructura eléctrica necesaria para facilitar la masificación del transporte público eléctrico en Santiago y en regiones", explica Nicola Cotugno gerente general de Enel Chile.
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Para fines de este año, el objetivo de Enel es tener implementados 20 puntos de carga, principalmente instalados en centros comerciales.
Los beneficios
Una de las ventajas que más se destacan en la entrada de sistemas de transporte eléctrico a la ciudad es el ahorro energético, ya que los motores eléctricos son más eficientes. Estudios estiman que esta relación en vehículos que utilizan combustibles derivados del petróleo es de 1:4. O sea, alrededor del 85% de la energía se pierde en calor. Mientras que en el motor eléctrico, casi el 60% se transforma en movimiento.
El 35% de energía que consume Chile está vinculada al transporte, pero históricamente ese uso esta sólo vinculado a los combustibles líquidos o fósiles. "La electromovilidad representa una transformación radical. Es algo nuevo, porque antes no era tecnológicamente posible", señala Claudio Sebaach, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Generadoras de Chile.
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En tanto, según un estudio de esta entidad, el principal problema del transporte es la intensidad de su consumo, representando el 25% de la energía que se utiliza en el mundo. Un 96,2% corresponde a combustibles líquidos, mientras que un 3,2% pertenece a electricidad.
Impacto urbano
Según la OCDE, alrededor de 1.2 millones de santiaguinos viven en sectores de la ciudad que cuentan con niveles de ruido superiores a los recomendados. Por ejemplo, un bus de transporte público puede llegar a producir un sonido que alcanza los 100 dB.
Es por este motivo que la incorporación de la electromovilidad es tan importante también para la calidad de vida.. "El principal beneficio de la electromovilidad es ambiental, porque tiene que ver con la emisiones y el sonido. Hoy, buena parte del ruido se genera por los motores a combustión, mientras que los eléctricos son mucho más silenciosos. Eso va a impactar directamente sobre la gente que vive cerca de los corredores de transporte público. Además, se va aumentar la plusvalía de esos sectores", comenta Iván Poduje, urbanista de la Universidad Católica de Valparaíso (UCV).