La creciente llegada de inmigrantes al país ya está siendo parte del contexto nacional. En otras palabras, ya es usual que cada día más extranjeros lleguen a Chile para establecerse de forma permanente.

Según los datos oficiales más recientes, los inmigrantes en nuestro país suman 465 mil y representan el 2,7% de las 17,5 millones de personas que habitan en Chile, de acuerdo a la última Encuesta de Caracterización Económica y Social (Casen 2015). Ahora con las nuevas cifras que entregará el Censo 2017 se espera que los inmigrantes se acerquen a los 700 mil.

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Esta nueva tendencia migratoria no sólo irrumpió en el acontecer chileno, sino que también está cambiando el mercado laboral. Y es que la cantidad de inmigrantes que trabajan en al país está llegando a niveles históricos. Según datos de Clapes UC, entre 2009 y 2013 los inmigrantes representaban entre el 1,3% y el 1,4% del empleo total, mientras que en 2017 alcanzó niveles históricos al ascender a 2,1%, lo que equivale a cerca de 200 mil personas.

Los sectores donde más se desempeñan los extranjeros son comercio, con un 23% de participación; le sigue actividades de los hogares como empleadores con un 14%; y manufactura con un 11%. En cuarto y quinto lugar se ubican alojamiento y servicio de comidas y el sector construcción, con un 9% y un 7%, según un reciente informe de la Cámara Nacional de Comercio.

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Bajo estos antecedentes, según Juan Bravo investigador y autor del informe de Clapes UC, "la evolución del empleo inmigrante es bastante dinámica". En ese sentido, Bravo explicó que uno de los elementos que más sale a la luz es la velocidad con que la comunidad haitiana se ha incorporado al mercado laboral. "Mientras que en 2013 virtualmente no había haitianos en el mercado laboral chileno, en 2016 ya representaban el 1,7% del total de trabajadores inmigrantes. Sin embargo, se observa un incremento muy acelerado durante 2017, pasando a representar el 6,8% del empleo inmigrante", precisó Bravo.

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Es más, el experto destacó que el ritmo de aumento de trabajadores haitianos ha sido tan vertiginoso, que el tercer trimestre del año pasado, Haití se posicionó como el cuarto país más importante de procedencia del empleo inmigrante, desplazando a Argentina al quinto lugar.

El país que cuenta con la mayor cantidad de extranjeros trabajando es Perú, seguido de Colombia y Bolivia.

¿Se debe dejar sin tope la incorporación de extranjeros?

En agosto pasado, la presidenta Michelle Bachelet, firmó un proyecto que actualiza la Ley de Migraciones del país. Uno de los puntos que pretende la iniciativa es aumentar el límite actual de 15% al 25% que tienen las empresas en cuanto a la contratación de trabajadores extranjeros. Si bien el incremento es valorado por los expertos y gremios empresariales, la mayoría se inclina por dejar sin tope fijo la incorporación de extranjeros en el mercado y que sea el mercado el que regule.

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En ese sentido, Juan Bravo, cuestionó que desde el punto de vista económico no hay ninguna razón para que haya tope. "El límite sólo responde a razones políticas y es una restricción innecesaria desde el punto de vista económico, es más ineficiente y al final lo que provoca es que haya más informalidad. Todo este tipo de normas, favorece la informalidad", precisó.

Similar visión entregó Manuel Melero, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), quien manifestó que el incremento a 25% en el límite ya es un avance, pero no debería haber un límite. "Como gremio queremos que se regule, pero no que se prohíba. Hay que poner elementos para canalizar este fenómeno, porque la idea es darle oportunidades a los inmigrantes en nuestro país, que tengan una inserción laboral en el mundo formal, no que se vayan a la informalidad".

Asimismo, el director del Centro de Estudios del Desarrollo, Luis Eduardo Escobar, subrayó que el límite en la contratación de extranjeros en las empresas, "no ha resultado ser un buen mecanismo porque lo único que hace es impedir aprovechar las ventajas que tiene contratar inmigrantes. Debería ser libre". Escobar explicó que los inmigrantes han provocado una inyección de oferta de trabajo que antes no existía y que eso en un principio puede llevar a que haya una presión a la baja en ciertas categorías de empleo. "Afecta de manera muy desigual al mercado del trabajo. Aquellos chilenos que tienen niveles más bajos de preparación, resienten a los inmigrantes, porque son competencia directa, como pasa en construcción, por ejemplo", señala.

Con una mirada algo más diferente, el ex jefe del Departamento de Extranjería y Migraciones, Rodrigo Sandoval, puntualizó que cualquier límite que se pueda establecer "es arbitrario tanto en cuanto se impone a todos los sectores sin importar de cual se trate".

A su juicio, en Chile no existe la capacidad, el conocimiento o la información suficiente como para estar en condiciones de determinar si es pertinente fijar un porcentaje.