Los gerentes de SeaWorld Entertainment están optimistas sobre el futuro. ¿Por qué entonces, el operador de parques temáticos recortó drásticamente sus metas para los ingresos y ganancias en el año completo? Sencillo: no tienen mucha idea de cuánto tiempo le tomará a la empresa recuperarse tras las repercusiones de Blackfish, un duro documental que asegura que la compañía maltrata a las orcas. Antes había pensado que el daño era parte del pasado. Pero ayer esto cambió, y las acciones se desplomaron más de 30%.
Retrocedamos un poco. Los resultados del segundo trimestre en SeaWorld fueron pobres en comparación con las proyecciones de los analistas, pero no fueron desastrosas. En comparación a hace un año, los ingresos cayeron sólo un punto porcentual; los gastos cayeron 15%; las ganancias fueron de negativas a positivas (una ganancia de US$37,3 millones). Es cierto, le fue peor que a los parques temáticos de Disney, pero, de nuevo, no de manera horrenda. El gran problema no es el desempeño; es el fracaso de la gerencia en cumplir con su propia meta, que vuelvan más visitantes a sus parques este año.
Hay puntos de fortaleza real. El flujo de caja creció a US$121 millones desde US$74 millones, poniendo a SeaWorld en una posición para invertir en nuevas atracciones en casa e internacionalmente en India y Rusia (si la geopolítica lo permite). Podría incluso querer enfrenar algunos de los temas mostrados en el documental Blackfish y de esa manera evitar más publicidad negativa. Una promesa de devolver algo de capital a través de un programa de recompra de US$250 millones de acciones en 2013 sugiere confianza.
En un mercado accionario que ha sido atacado por una ola de volatilidad, el propio Martes Negro de SeaWorld podría resultar ser una gran oportunidad para comprar una acción golpeada.
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