Securitización, un instrumento confiable

No cabe duda que por su magnitud la "crisis subprime" caló hondo en la percepción de riesgo de los inversionistas locales, incluidos los institucionales. Y como en toda crisis, hubo múltiples damnificados, entre ellos la emisión de bonos securitizados en el mercado nacional. Si en 2007 se inscribieron 10 operaciones de securitización, en 2012 sólo se tuvo dos registros y, al parecer, estas transacciones estarán ausentes durante 2013. Siendo entendible que la experiencia en otros mercados respecto al comportamiento de algunos "instrumentos empaquetados" genere aprehensión con este tipo de productos, tal posición no se condice con el resultado exitoso que han mostrado en Chile las securitizaciones respaldadas con activos aportados por empresas que tuvieron un fuerte debilitamiento financiero y, finalmente, cayeron en default. De amplio conocimiento público es la insolvencia que en su respectivo momento tuvieron Johnson's y La Polar, entidades que causaron fuertes pérdidas a sus acreedores, bancos y tenedores de bonos corporativos; con niveles de deuda que llegaban a los US$ 350 millones y US$ 1.000 millones, cifran elevadísimas en el contexto nacional. Sin embargo, menor fue la difusión del hecho que a la sazón ambas compañías participaban en operaciones de bonos securitizados respaldados con préstamos a los usuarios de sus tarjetas comerciales y que tales títulos de deudas, clasificados en grado de inversión, fueron íntegra y oportunamente pagadas a los bonistas. Pero no fue fortuito el pago de los bonos securitizados con cuentas por cobrar de Johnson's o de La Polar, pese al default de ambos originadores; sino que respondió a la sólida estructura financiera y especialmente operativa de estas transacciones (patrimonios separados) que permite que los activos subyacentes que respaldan el pago del bono conserven en todo momento su valor y calidad crediticia. Como experiencia positiva también se tiene la fortaleza financiera que ha mantenido un patrimonio separado conformado por facturas emitidas por otra empresa que, forzosamente, ha tenido que reestructurar sus pasivos bancarios. La economía chilena no puede prescindir de los bonos securitizados, instrumento financiero que permite que más empresas se beneficien del mercado de valores, incrementando con riesgo acotado las alternativas de inversión y, por ende, apoyando la diversificación de los portafolios de activos. La securitización es mucho más que un crédito respaldado con garantías.
(*) El autor es gerente general de Humphreys.
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