UNA semana clave es la que vive Angela Merkel, en su objetivo de reeditar una gran coalición de gobierno en Alemania, tres meses y medio después de las elecciones y tras fracasar las negociaciones entre el bloque conservador, verdes y liberales para formar una alianza. El pasado domingo, la canciller inició los encuentros con el líder socialdemócrata, Martin Schulz, tendientes a lograr un acuerdo que les permita formar gobierno. Y si bien se supo que el lunes conservadores y socialdemócratas lograron llegar a consenso para rebajar la tasa impositiva para las rentas altas, lo lleva a pensar en que sí existe espacio para que finalmente ambos logren una coalición, aún falta mucho camino por recorrer. Y es que a ambas agrupaciones las separa una serie de otros temas, como la inmigración, el futuro de la Unión Europea y la economía.

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Si bien Schulz había descartado la posibilidad de formar nuevamente una gran coalición con Merkel, los magros resultados obtenidos por su partido en los comicios legislativos de septiembre, los socialdemócratas han dado señales de apertura pues las alternativas para formar un gobierno estable tampoco son muchas. En este escenario, Merkel está quemando sus últimos cartuchos para evitar una nueva elección que le pueda significar un panorama aún peor.