El Senado de Estados Unidos llegó a un acuerdo presupuestario bipartidista a dos años, por unos US$300.000 millones, que elevaría los límites al gasto en defensa y algunas partidas para el gobierno central, y además proporcionaría fondos para ayuda en desastres, infraestructura y para tratar el abuso de opioides.
El acuerdo, junto a los recortes de impuestos aprobados por el congreso en diciembre, conforman una nueva ronda de gastos que agrandaría aún más el déficit federal.
"Este proyecto de ley es producto de extensas negociaciones entre los líderes del Congreso y la Casa Blanca", dijo el líder republicano Mitch McConnell en el pleno del Senado. "Trabajamos duro para encontrar puntos en común y nos mantuvimos enfocados en servir al pueblo estadounidense", agregó.
El plan debe ser aprobado tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, ambos controlados por los republicanos, antes de que el Presidente estampe su firma. Sin embargo, los demócratas de la Cámara han advertido que no van a respaldar el trato a menos que el vocero Paul Ryan prometa avanzar en una legislación separada sobre políticas de inmigración.
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Chuck Schumer, líder demócrata del Senado, dijo que el acuerdo pondría fin al ciclo de enfrentamientos entre los partidos por el gasto federal, pero dirigentes de su partido en la Cámara de Representantes advirtieron que no lo respaldarían salvo que el republicano Paul Ryan prometa avanzar en una legislación separada, sobre inmigración.
El alza en los gastos de defensa le permitiría al presidente Donald Trump cumplir su promesa de campaña de modernizar el Ejército.
Una fuente legislativa, conocedora del acuerdo, dijo a Reuters que incrementaría los gastos que excluyen defensa en US$131.000 millones y sumaría US$20.000 millones para infraestructura.
Más allá del plan por dos años que debe ser aprobado por el pleno de ambas cámaras, los legisladores de EEUU también tratan de alcanzar para hoy un acuerdo que evite una paralización del Gobierno y le garantice fondos hasta el 23 de marzo.
Si eso fracasa, el gobierno estadounidense sufriría su segundo cierre en lo que va del año, después de que un enfrentamiento bipartidista por la política de inmigración en enero se tradujera en un cierre de tres días.
El Departamento del Tesoro de EEUU ha advertido que sin una extensión para el endeudamiento, al congreso se le acabarían las opciones para pedir dinero a inicios del próximo mes.