Finalmente Cristina Fernández dijo presente en el senado, poniendo fin a una serie de ausentismo y robando todas las miradas de la prensa trasandina. Aunque los focos estaban sobre la polémica ex mandataria, la jornada era crucial para la administración de Mauricio Macri, que hasta al cierre de esta edición estaba a la espera de la aprobación del Presupuesto 2018 y la Reforma Tributaria.
Aunque en el oficialismo se espera el apoyo de ciertos sectores del justicialismo, era previsible un rotundo rechazo del kirchnerismo, más aun con la "Señora K" en el pleno.
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Consciente de que el senado puede tramitar su desafuero, como ella mismo lo señaló en su intervención de una hora y media, Fernández no desperdició la ocasión para defenderse. "El pedido de desafuero es un avasallamiento de la representación política institucional", señaló tajante y agregó: "Estamos ante una fuerte amenaza de cercenar la representación popular en el parlamento recurriendo a métodos procedimientos y formas que creíamos desterradas en la Argentina".
En ese marco, atacó directamente a quienes la emprendieron en su contra en el parlamento. "Es posible que a usted (senadora Gabriela Michetti), al Presidente y al oficialismo no les guste el tipo de oposición que nosotros hacemos. Bueno, pero yo quiero decirle algo: a mí no me gusta el gobierno que ustedes hacen. No me gusta nada su gobierno, pero los votaron y tienen que gobernar. Y yo soy oposición y tengo que serlo, porque me votaron", indicó.
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Proyectos en juego
En la última sesión del Senado durante este 2017 se enfrentaron posiciones muy distintas respecto a los apoyos que concitan ambos proyectos, donde Mauricio Macri busca imponer su sello para llevar a Argentina a un crecimiento sostenido en los años que dure su magistratura.
El Presupuesto 2018 contempla un crecimiento anual de 3,5% del PBI y una inflación anual promedio de 15,7%, consistente con las metas del Banco Central trasandino. En la reforma tributaria uno de los elementos centrales es la reducción gradual en cinco años de la alícuota del impuesto a las ganancias para dividendos no distribuidos de las empresas, del 35% actual al 25% en 2021.
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El otro proyecto sobre la mesa era la prórroga de impuesto al cheque, que hace referencia al impuesto sobre los créditos y débitos bancarios, los cuales se prorrogarían hasta el 31 de diciembre de 2022.