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Sergio Hinojosa: "No hay que entender la felicidad únicamente como la satisfacción que tienen las personas con sus vidas"

Junto al académico y economista de la Universidad del Desarrollo, Carlos Albornoz, el investigador de la misma casa de estudios, Sergio Hinojosa, se dio la tarea de relacionar dos conceptos que, a primera vista, distan mucho de estar vinculados: el emprendimiento y la felicidad. Este último, un concepto subjetivo, pero de múltiples dimensiones, es incorporado en la ecuación como un predictor de la intención de invertir, que no es otra cosa que intentar determinar que condiciones deben darse para que un individuo se sienta impulsado a invertir. Y el resultado fue el estudio "Ganas de Emprender y Felicidad: un Estudio Exploratorio", que se elaboró a partir del Global Entrepreneurship Monitor en Chile y apareció en el  Journal of Technology Management & Innovation, editado por la  Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Alberto Hurtado, con una conclusión llamativa: mientras menos felices somos, mayor el impulso de emprender.

¿Por qué decidiste vincular felicidad con emprendimiento?
Por la importancia que se le estando dando a esta variable dentro de un nuevo campo de estudio conocido como la Economía del Comportamiento (Behavioral Economics), y por el efecto que tiene la felicidad en el diseño e impacto de las políticas publicas, como mecanismo de transmisión en la intención de emprender un nuevo negocio.

¿Cómo se puede definir la felicidad según el enfoque del estudio?
Al igual que el Informe sobre Desarrollo Humano en Chile publicado por el PNUD el 2012, este estudio coloca especial énfasis a una versión más amplia de la felicidad: bienestar subjetivo. No hay que entender la felicidad únicamente como la satisfacción que tienen las personas con sus vidas; también hay incluir la evaluación que hacen de la sociedad en que viven.

Existe el emprendimiento por necesidad y el emprendimiento por oportunidad, ¿eso también podría vincularse con la felicidad?
Eso corresponde a la segunda fase del proceso emprendedor. Este estudio considera la felicidad como un predictor de la primera fase de la actividad emprendedora (emprendimiento potencial), que tiene que ver con el conocimiento y habilidades de los individuos hacia una intención de emprender o no.

Desde la perspectiva del estudio, ¿Cómo ves el fenómeno del emprendimiento en Chile?
Una dirección es que una vez que los chilenos van alcanzando un mayor nivel de felicidad, es probable que su intención de emprender sea menos.

¿La felicidad se puede analizar desde la misma perspectiva?
Otra forma de interpretarlo es que dado que los chilenos se sientes menos felices, tienen mayor intención de emprender,  y de alguna forma emprenden en busca de felicidad. En este caso, podría ser coherente seguir pensando que la tasa de emprendimiento en etapas iniciales siga incrementando, ya que en los últimos 5 años ha crecido de un 13% a casi 24% según el Reporte Global de Emprendimiento (GEM).

¿Por qué el caso chileno es una paradoja?
Existen dos tipos de felicidad. Una es la felicidad natural que va ligada a lo que tenemos cuando obtenemos lo que queremos. La felicidad sintética es lo que hacemos cuando no tenemos lo que queremos. A pesar de que existe un alto grado de malestar social en Chile (no hay confianza en las instituciones y hay una baja evaluacion de las oportunidades de negocio), los chilenos igual se declaran satisfechos con sus vidas. Es por eso que los chilenos son felices de forma ''reducida'' o ''sintetizada'' solamente a su bienestar subjetivo individual.

¿En qué consiste esta relación inversa entre felicidad y emprendimiento?
Los chilenos son felices sintéticamente. Saben que no van a obtener lo que quieren, ya que expresan un alto grado de malestar social. Es decir, no vislumbran una institucionalidad confiable y eficiente que les permita tener un espacio para iniciar un nuevo negocio.

¿Por qué crees que se da esta relación inversa?
A pesar de un alto malestar social,  eso no los condiciona para ser felices, ya que mas allá de las oportunidades, para los chilenos ser felices depende de ellos mismos. Sin embargo, en mi opinión creo que puede existir un sesgo de deseabilidad social que haga sentirnos presionados a responder que somos felices.

Si tenemos una economía cerca de pleno empleo, con mejores condiciones de vida, ¿podría pensarse que habrá menos impulso emprendedor?
Me atrevería a decir que esa no es la forma de analizarlo como un indicador de destino al progreso. Hoy en día a nivel mundial, en vez de abocarse exclusivamente a tomar decisiones en base del Producto Interno Bruto, se esta proponiendo ampliar el análisis, incluyendo la Felicidad Interna Bruta. Sería interesante que en el próximo gobierno se planteara la opción de crear el Ministerio de Felicidad, donde se pueda medir la verdadera incidencia que han tenido las movilizaciones estudiantiles en el malestar social. La desigualdad, expresada en la educación, es una de las razones por las cuales Chile se mantiene como el país  más desigual de la OCDE. Y eso a pesar de estar cerca de pleno empleo.

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