La noche del viernes pasado un grupo de individuos, mediante el método de saturación por gas, hizo explosionar un cajero automático de Scotiabank ubicado en Ciudad Empresarial. Los sujetos se dieron a la fuga sin lograr sacar el dinero.

Este es un ejemplo de lo que ha ocurrido con otros 42 cajeros al 3 de noviembre de este año: los asaltantes han dejado atrás métodos como el sistema de oxicorte, forado, y otros mecanismos (ver tabla), para enfrentar las nuevas medidas de seguridad que exige a la banca el Decreto 222 emitido en 2013, y donde el nivel de cumplimiento promedio de la normativa por parte de la industria superó la meta del 90% que debían tener a octubre, terminando el décimo mes en 93%, según datos preliminares del OS10 de Carabineros que recopila la Subsecretaría del Interior.

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Con todo, la detonación por gas sigue siendo el método más usado por los asaltantes, pero si se registraron 349 casos en 2014, al 3 de noviembre de este año son 42, en línea con la caída de 85% que marcan los robos de ATM desde 2011. Sin embargo, con el fortalecimiento de las medidas de seguridad en cajeros, los delincuentes han hecho cambios en su modus operandi. "Las bandas criminales siguen utilizando la saturación por gas, pero variaron del gas licuado normal al gas acetileno. En la vida diaria el acetileno utilizado en equipos de soldadura debido a las elevadas temperaturas (hasta 3.000°C)", comenta el mayor Mauro Pino Molina, de la Dirección de Investigación Criminal de Carabineros de Chile, jefe de la Sección Delitos Económicos OS-9.

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En ese sentido, Pino explica que este gas es más riesgoso para la vida de terceras personas, ya que si no se ingresa una cantidad exacta al compartimiento del ATM, "sale de control, explosionando y provocando daños de consideración a la estructura donde se encontraban emplazados los ATM", dice el mayor de Carabineros.

Pese a que el robo de cajeros va a la baja, desde la industria señalan que, tras la implementación del Decreto 222, el gasto que tienen que hacer para reparar daños por ilícitos ahora es cuatro veces mayor. Esto, considerando que si antes el daño patrimonial por alunizaje era de US$40.000, con el método más sofisticado de saturación por gas las pérdidas ascienden a US$160.000, por el daño a las sucursales.

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Lo ocurrido el viernes con el cajero de Scotiabank motivó al gerente general del banco, Francisco Sardón, a escribir una carta a La Tercera, donde llamó a las autoridades a fortalecer las penas para este tipo de delitos, porque a su juicio, tras la implementación del Decreto 222, las medidas de seguridad no se pueden fortalecer más, y agregaba que "si bien las disposiciones dictadas por el Gobierno e implementadas por los bancos han logrado reducir de forma importante este tipo de delitos, es cierto también que hoy su ejecución se realiza con mayor alevosía y poder destructivo -a fin de lograr violar todos los dispositivos de seguridad implementados-, lo cual conlleva daños colaterales enormes", agregó Sardón.

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El subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, respondió ayer por el mismo medio: "No sólo el Gobierno está llamado a seguir realizando esfuerzos para reducir la delincuencia. El sector privado, con la innovación que debiera caracterizarlos, también debe ajustarse permanentemente a los desafíos que plantea la mutación del delito", señaló. Asimismo, argumentó que en 2011 fueron robados 778 cajeros en el país (ver gráfico), es decir, unos 2,1 dispensadores diarios. Y gracias a las nuevas medidas de seguridad, a septiembre de este año "el ilícito representa la cifra más baja de la década: 83 cajeros siniestrados (0,3 diarios), de los cuales 77% fueron frustrados".