Si es común que los representantes de las compañías estén presentes cuando se realizan las aperturas a Bolsa, esta semana con Spotify fue la excepción. Su fundador, el sueco Daniel Ek, se ausentó.

Calificada como una salida al mercado más allá de lo tradicional, la empresa suma otro antecedente para dicho galardón: es el primer gran representante europeo del sector tecnológico en Wall Street y eligió para su estreno el direct listing, una fórmula que supone la venta directa de acciones y que ha obligado a cambiar las reglas de la Bolsa de Nueva York (NYSE).

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Lo anterior, porque bajo este método no se fija un precio de referencia, ni se celebran las tradicionales presentaciones para captar grandes inversores (road shows). De esta forma, ellos mismos podrán poner el precio a sus acciones si deciden vender.

Muy diferente a lo que ocurre con la oferta pública de acciones normal, en la que los suscriptores actúan como los agentes de estabilización, pueden intervenir y comprar acciones si la negociación es débil.

"Spotify no está buscando más capital, nuestros accionistas y nuestros empleados han sido libres durante años de comprar y vender nuestras acciones", dijo el jefe ejecutivo y cofundador, Daniel Ek, de 35 años, en su blog el lunes. En la Bolsa la acción se identificará como "SPOT".

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Al cierre de la semana las cuentas son alegres. Con una valoración inicial de alrededor de US$ 29.500 millones, el estreno de la aplicación para escuchar música es el mayor del sector tecnológico en Wall Street, solo detrás de la china Alibaba y de Facebook.

En su primer día, las acciones llegaron a subir 22% y cerraron en US$ 149 cada una. Mientras que el viernes la compañía culminó en un valor de US$ 147,92.

Los números que arrastran

Pero no todo es positivo, ya que a nivel de números, la compañía en 2017 registró pérdidas de US$ 1.235 millones, a pesar de que incrementó su facturación un 39%. Según explicaron al entregar sus resultados, esto se debe a que aunque la plataforma cuenta con más de 159 millones de usuarios activos, menos de la mitad paga el paquete premium, lo que apenas llega a cubrir los derechos de autor.

A lo anterior se suman los altos costos que pagan por licencias musicales, comisiones a los sellos y otros derechos de autor, lo que no les ha permitido hasta ahora obtener utilidades, aunque la brecha se ha ido acortando.

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El servicio ha reportado cada vez más pérdidas en tres años consecutivos, pese a cuadruplicar las ventas. Se suma que es difícil ser rentable cuando los titulares de los derechos de música obtienen más de 75 centavos por cada dólar que ingresa, según ha informado la propia compañía.

A lo anterior se debe considerar que cada persona paga a Spotify un promedio de US$ 5 al mes para acceder a 35 millones de canciones, listas de reproducción y podcasts.

Por lo mismo, Ek debe mejorar los márgenes brutos para que Spotify sobreviva por sí solo. Con el escrutinio del mercado, el ejecutivo visitó a directivos de las tres principales compañías de música: Sony, Universal y Warner, para proponer más arreglos amigables. Pero el sueco requiere de al menos 11 alianzas con disqueras. Matt Pincus, fundador de Songs Music Publishing, mencionó a la prensa que Spotify tiene que crecer a tal escala que se pueda meter hasta la cocina de la industria musical.

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Según Bloomberg, la última ronda de negociaciones de la firma con la industria se prolongó por dos años, la misma duración que los acuerdos alcanzados y que expiran en 2019. En la instancia, Spotify dio a las disqueras más control sobre qué música se ofrecía gratis. Estos términos han mejorado los márgenes de Spotify, aunque poco.

Por lo tanto, la compañía está buscando formas alternativas de cobrar. Los artistas usan sus datos para planificar lanzamientos de álbumes y su comercialización para llegar a nuevos fans. Por ello, en sus visitas a ejecutivos de la música, hace unos meses Ek lanzó la idea de cobrar por este servicio o pedir una parte de las ganancias de las presentaciones que los artistas hacen y que Spotify puede vincular directamente a sus promociones.

Así, la empresa se ha centrado en la creación de herramientas y servicios que permitan a los músicos eludir por completo a las disqueras. Es que en el pensamiento de Spotify, el costo de producción es tan bajo que los artistas no necesitan sellos discográficos, como solía ser antes.

Ahora bien, Ek es optimista. "La industria de la música de hoy en día es bastante ineficiente cuando se trata de llevar al estrellato a artistas, cuando se trata de promover y comercializar artistas", dijo en una presentación con inversionistas.

Por ahora, hará falta tiempo para comprobar si la novedosa salida a Bolsa de Spotify es un éxito o un fracaso. Su evolución podría abrir el camino a otras grandes tecnológicas pendientes de cotizar, como la empresa de taxis Uber y la de arriendo de apartamentos Airbnb.P