¿Es la sustentabilidad un asunto que se maneja en una gerencia para hacer acciones filantrópicas o bien, es la nueva doctrina que sobre vuela sobre todo el ambiente de los negocios?

El concepto que hoy manda, al menos en el discurso, es el segundo.  Pero la transición desde la frase de arriba a la de abajo implica un tremendo cambio cultural del que las empresas comienzan a hacerse cargo. Ellas están redefiniendo lo que es una ganancia, desde un número azul en el balance, hasta un conjunto de prácticas que hacen que la vida mejore para todo el entorno que acompaña al desarrollo de un negocio.

“Hay muchas razones (escándalos, movilizaciones de comunidades, proyectos cancelados, etc.), pero el hecho es que los directorios en Chile están tomando cada vez más conciencia de que ‘los stakeholders’ ya no son una palabra de cocktail o un término académico, sino una prioridad de negocios”, dice Alfredo Enrione, profesor de la  ESE Business School, de la Universidad de los Andes.

Los stakeholders o públicos de interés, son todos aquellos con que se relaciona un negocio. Desde sus trabajadores, hasta sus consumidores, pasando por sus proveedores, la comunidad donde se inserta el proyecto, gobierno, reguladores, etc.. Todos los que son afectados positiva o negativamente por esta actividad productiva.

Hoy el nuevo paradigma en evolución es el del valor compartido, que pretende que una empresa genere valor para un entorno completo y no sólo para su balance.

Por esta razón es que hoy el tema ya se discute en los directorios. Pues desde ahí salen los lineamientos bajo los cuales deben trabajar todas las gerencias, en pos de un negocio que perdure saludablemente en el largo plazo.

“Cada vez más los temas de stakeholders y sustentabilidad están en la agenda del directorio. El calibre de los gerentes a cargo de estas materias está aumentando. De hecho me ha tocado ver cómo en algunas grandes empresas se ha estructurado un Comité de Asuntos Corporativos con miembros del directorio. Es más común ver que se siguen más indicadores cualitativos y se contratan estudios específicos para conocer las expectativas de diferentes grupos de interés, incluyendo las redes sociales”, sigue Enrione.

La tendencia está instalanda.  “Todas las empresas o la mayoría de las sociedades anónimas y muchas de las cerradas cuentan con un manual de prácticas de gobernabilidad o gobiernos corportativos, donde entre otros temas se refiere a los stakeholders, y también a temas de sustentabilidad.  Directores independientes, como directores que son nombrados por el controlador, han adoptado la implementación de prácticas de gobernabilidad dentro de las cuales está la sustentabilidad en sus distintas formas. Es un tema que le preocupa al directorio, venga de dónde venga. Es un tema que hay que abordar. El mandato de cualquier director, es velar por la sustentabilidad de la empresa”, agrega Max Vicuña fundador de Amrop MV Consulting.

En cualquier caso, sigue Enrione, todavía falta mucho por avanzar en esta línea. “Para algunos es una moda pasajera o las maquinaciones perversas de grupos anti-empresa. En realidad es la sociedad pasando la cuenta, muchas veces de forma violenta o aparentemente irracional, a expectativas frustradas y demandas ignoradas por mucho tiempo”.

Y es la duda que circula por los ambientes de negocios. Ignacio Larraechea, gerente general de Acción RSE, así lo cree. “Lo que escuchamos a menudo en nuestras empresas es ‘nosotros tenemos prácticas que hace 10 años no soñábamos y la gente igual se toma los caminos’. Y el tema es ese desajuste. Sí, hemos cambiado nuestras prácticas, pero no a la velocidad que espera la sociedad”.

El cambio es muy rápido y las exigencias son muchas. El mismo Larraechea cita un dato sacado del último Ranking de Competititividad Mundial IDM, que cada año da a conocer la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile.

“En el año 2008 Chile aparecía  sexto en calidad de gobierno corporativo y el 2012, aparecemos en el lugar 39. En 2008 también éramos sextos en la confianza que la sociedad tenía en los ejecutivos de las empresas. El año 2012 aparecimos en el lugar 43”, sigue Larraechea. Y aunque muchos han mejorado en proteger los derechos de sus stakeholders, ellos piden más.

Ignacio Larraechea, gerente general Acción RSE: "No podemos avanzar sin la convicción de que el mundo cambió"

“Una gobernanza corporativa que asegure la sustentabilidad, es la que logra alinear los objetivos de todos sus stakeholders, de todos sus públicos de interés. Es decir que integra, no sólo alinea, los objetivos de rentabilidad de los dueños, con los objetivos que buscan sus públicos de interés”, dice Ignacio Larraechea, gerente general de Acción RSE.

¿Por qué es tan importante esta visión?
Porque el gobierno corporativo tiene un doble rol. Primero, es el que puede asegurar que en la gestión efectiva de la empresa, se tengan prácticas propias de un desarrollo sustentable. Pero, en segundo lugar, el propio gobierno corporativo debe tener prácticas para garantizar la participación de grupos minoritarios, por ejemplo. Tengo que asegurar, como gobierno corporativo, dar todos los incentivos y ambiente para que eso suceda.

¿Hay ejemplos de buenas prácticas en Chile?
Tenemos empresas socias que cuando hacen su plan estratégico, sobre todo mineras, invitan a ser parte de ese plan estratégico a las comunidades de su entorno. Y tienen metas de la empresa, metas de las comunidades y metas mixtas. Hay un espacio donde hay gente que toma distancia de la rentabilidad a corto plazo. Eso es  algo que se da no tan a menudo. Un buen gobierno corporativo crea un ambiente propicio para la RSE, pero también debe crear incentivos tanto económicos como no, que aseguren que la gestión efectiva de la empresa apunte al bienestar de los stakeholders. Desde la promoción de los grupos minoritarios, a otro incentivo que en Chile avanza muy lento,  establecer la comunicación en los dos sentidos.

¿Cómo se entiende la sustentabilidad hoy en la alta dirección?
El tipo de gobierno corporativo de hoy y su compromiso con el desarrollo sustentable responde a las más tradicionales visiones de la responsabilidad social empresarial, que son, según Porter, RSE para tener una licencia social (la comunidad me pide esto y lo hago para que me deje operar); por filantropía, por convicciones ético religiosas casi personales de los dueños, o derechamente por invertir en reputación y marca. Derechamente ese tipo de RSE, que todavía existe, no necesita un gobierno muy alineado. En cambio, para una RSE que se basa en valor compartido, donde tengo en mi cuadro de control metido, al lado de la rentabilidad de los accionistas, la creación de valor para los stakeholders, ahí sí necesito un gobierno corporativo distinto. Porque ahí ya es parte de la estrategia. Entonces, no soñemos con que en Chile vamos a tener prácticas avanzadas de responsabilidad social, si no tenemos en los propios directorios y gerencias, esa convicción de que el mundo cambió.