Por R. McGregor / R. Harding
Lawrence Summers se ha sacado a sí mismo de la carrera para ser el próximo presidente de la Reserva Federal, retirando su nombre después de que un bloque de senadores demócratas clave indicaron que se opondrían a su nominación.
Summers, ex secretario del Tesoro y asesor económico jefe de Barack Obama en su primer mandato, galvanizó a la oposición entre los demócratas centro-izquierda, quienes lo pintaron como un símbolo de los males de la desregulación financiera.
Summers le informó a Obama de su decisión ayer domingo, diciendo en una carta que la probabilidad de una confirmación “mordaz” que “no serviría a los intereses de la Reserva Federal, la Administración, o en última instancia, a los intereses de la recuperación económica en curso de la nación”.
Summers había sido considerado el principal candidato para sustituir a Ben Bernanke en enero, por delante de Janet Yellen, vicepresidenta de la Fed, y de Donald Kohn, ex miembro del directorio del organismo.
Pero probablemente tres o cuatro de los 12 senadores demócratas en el comité bancario del Senado, que deben confirmar a cualquier nominado a la Fed antes de que un candidato vaya ante todo del Senado, indicaron que estaban dispuestos a votar en su contra, lo que garantiza que él se enfrentaría a una confirmación difícil.
Obama dijo que había “aceptado” la decisión Summers y lo elogió como un “miembro importante de mi equipo, a medida que enfretamos la peor crisis económica desde la Gran Depresión”.
“Fue en no menor parte debido a su experiencia, sabiduría y liderazgo que luchamos para que la economía vuelva a crecer y creamos el tipo de progreso que estamos viendo hoy”, dijo.
Los demócratas tienen una mayoría de 12 en el comité de 22 miembros, lo que refleja su leve ventaja en la cámara en general. Con un número creciente de demócratas opuestos a Summers, Obama -en caso de haber nombrado a su ex asesor- habría tenido que convencer a un gran número de republicanos de apoyarlo.
QE rompió patrón post crisis
El futuro presidente de la Fed tendrá que enfrentar un escenario difícil. El colapso de Lehman Brothers generó la mayor crisis financiera de por lo menos en ocho décadas. La decisión del entonces secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, de permitir a Lehman Brothers quebrar fue un intento por abandonar el riesgo moral (la tendencia de la gente a tomar riesgos cuando saben que hay una garantía).
Paulson pensó que era necesario mostrar que la quiebra podía ocurrir. Pero la nacionalización del sistema financiero que siguió a Lehman tuvo el efecto contrario. Mostró al mercado y al gobierno que a ninguna institución de ese tamaño podía permitírsele quebrar. Por lo tanto, el riesgo moral ha crecido desde entonces.
Pero este colapso no tiene similitud con cualquiera de los incidentes previos. Una dinámica diferente está operando. El ingrediente adicional ha venido de la Fed y también del gobierno estadounidense.
Los avances en el S&P500 se han correlacionado casi de manera perfecta con inyecciones de dinero de la Fed, la cual ha estimulado a los mercados al comprar bonos en una política conocida como QE.
Gracias al tiempo que compró EEUU gracias al dinero del QE, han pasado muchas cosas buenas: los bancos se han recapitalizado; los precios de las viviendas han llegado a un mínimo y han empezado a recuperarse; el desempleo es menos malo de lo que era.
Pero en cierto punto, el estímulo monetario debe terminar y la Fed ha señalado que comenzará a reducirlo en su reunión de esta semana.
¿Está la economía lo suficientemente fuerte para sobrevivir la remoción del QE? ¿Y pueden las alzas del mercado permanecer intactas?
La experiencia en EEUU sugiere que los mercados debieran estar bien. Los rendimientos de los bonos han estado subiendo desde julio del año pasado, anticipando el fin del QE. Los mercados emergentes sugieren otra cosa. Su crecimiento se ha desacelerado y el comienzo de la especulación sobre la reducción del estímulo llevó a una fuerte caída en las acciones y divisas.
El gran rally post-Lehman enfrenta una prueba crítica. Si los mercados toman el fin del QE de su lado, entonces esta vez podría realmente ser diferente. Pero eso sigue siendo una gran duda.